Pues sí, The Flaming Lips han encontrado una estrella en el suelo y para celebrarlo han grabado una canción de…
¡¡¡¡¡¡6 horas!!!!!!
Es uno de esos proyectos experimentales de grabación del grupo de Oklahoma, esta vez justificado por una obra benéfica, ya que los fans que han aportado 100 dolares pueden oir su nombre durante la canción. El dinero recaudado ha ido a parar a la Central Oklahoma Humane Society y a la Academy of Contemporary Music en la University of Central Oklahoma.
No es la canción más larga de la historia, por si se lo estaban preguntando, que bizarradas hace ya mucho tiempo que se hacen (no hay que olvidarse del precedente de Satie con sus Vexations) y existen composiciones que duran años e incluso siglos que se están interpretando en estos momentos, pero quizás sea la canción editada de más duración. Si alguien se atreve, aquí están los 360 minutos de canción:
La canción se ha publicado junto con otras dos (de longitud convencional) en una edición especial, el Strobo Trip, que es un juguetito pensado para dar horas y horas de satisfacción. Lástima que este EP no ha salido a la venta oficialmente, porque es la bizarrada con la que sueña cualquier fan de los Flaming Lips.
Estas son las otras dos canciones, con imágenes del aparato en funcionamiento:
Butterfly, How long it takes to die?
Evil Minds
Es inevitable considerar este experimento una suerte de continuación de zaireeka, y, de hecho, el grupo sigue con la idea de experiencias simultáneas, de sonidos que el propio oyente tiene que mezclar por su cuenta, como demuestra otro experimento en el que están trabajando, Two Blobs Fucking, una serie de videos en youtube para escuchar y visualizar simultáneamente:
Cuatro años después de su disco de mayor éxito, “Yoshimi Battles the Pink Robots”, los de Oklahoma editan este “At war with the mystics” en el año 2006. En él continúan la evolución del sonido logrado en sus dos trabajos anteriores, con un resultado ecléctico, difícil de clasificar, pero muy inclinado hacia el power-pop.
Creada en un momento político decisivo (durante el segundo y conflictivo mandato de la administración Bush), con una sociedad estadounidense cada vez más crítica con las decisiones de su gobierno, sobre todo respecto a la invasión de Iraq, esta obra nos remite a ese desencanto con la política y el poder.
El propio título, “En la guerra con los místicos”, parece hacer alusión a ese clima de impotencia ante actuaciones que son difíciles de comprender por la ciudadanía; Más aún el primer single del disco “The Wand”, en el que reclaman (aunque sea metafóricamente) la soberanía del pueblo. Así, estamos ante un disco que, a su manera psicodélica y creativa, es el más comprometido de la banda.
De nuevo nos encontramos con la producción de Dave Fridmann, como siempre compleja y preciosista, repleta de sonidos, y que todavía conserva los hallazgos de la época del “Zaireeka”.
La primera canción del disco, “The Yeah Yeah Yeah Song”, es un buen ejemplo del power-pop al que apunta todo el disco. En palabras de Wayne Coyne:
“El poder en manos de gente no preparada es muy peligroso…”
Básicamente es una crítica al poder y a nuestros gobernantes, pero a través de una pregunta al oyente “¿Qué harías tú en su lugar?”; pregunta que no intenta justificar la posición del poderoso, sino igualarlo y demostrar que simplemente es una persona, no un dios, y que cometerá errores.
“Free Radicals” continúa con la crítica: “You think you’re radical, but you’re not so radical, in fact you’re fanatical”. Crítica al fanatismo en general, al que lleva a suicidarse con una bomba, o al que lleva a una guerra por mantener el poder.
“The Sound of Failure / It’s Dark… Is it Always this Dark” trata sobre la inevitable experiencia de perder algún ser querido, de cómo enfrentarse a esa oscuridad. En la frase “Go tell Britney, go tell Gwen”, se está refiriendo a Britney Spears y Gwen Stefani, como modelo del optimismo forzado y como de cuento de hadas que transmiten, no sólo ellas, sino el pop comercial en general. El epílogo instrumental de la canción es todo un acierto triste y misterioso.
Quizás “My Cosmic Autumn Rebellion” es una respuesta a la anterior pregunta, en la que el protagonista adopta un optimismo realista que no rechaza lo negativo de la vida, el otoño que lleva a la muerte, sino que lo afronta, rebelándose en este caso contra los agoreros y los que “sólo ven la puesta del sol, no el amanecer”. Para mí esta es la canción más “Yoshimi” del disco, una evolución lógica del sonido del anterior trabajo.
“Vein of Stars”, de nuevo otro arrebato existencialista que termina justo en el lado contrario, en un canto a las estrellas, que no parecen tener ningún destino maravilloso para nosotros, pero que seguimos admirando y que nos siguen fascinando.
“The Wizard Turns On…”, único tema instrumental, una improvisación repleta de ecos, distorsiones y efectos varios, con un toque de ciencia ficción muy marcado. Esta canción ganó un grammy a la mejor interpretación de rock instrumental
“It Overtakes Me /The Stars are so Big… I am so small… Do I Stand a Chance?”. Wayne comenta en las notas del CD:
A veces hago un sencillo truco de compositor y me imagino que compongo para otra persona y, en esta canción ese alguien era Gwen Stefani… Me la imaginaba cantándola y me imaginaba que tipo de producción saldría. Al principio, cuando estaba pensada para la señorita Stefani, llamé a la canción “Me gusta masturbarme y pensar en el espacio exterior”… y todavía pienso que si la cantara ella, sería un buen nombre… Pero imaginarme a mí, un hombre de 45 años con barba y canas masturbándome es… bueno… desagradable… De todos modos la canción terminó tratando sobre esos accesos de pánico que tengo al contemplar la “realidad cósmica”, el hecho de que la Tierra está flotando en un vasto e interminable mar de infinita negrura
La segunda parte de la canción es realmente gloriosa. Es extraño como algo tan bonito pudo surgir de una tontería como la que cuenta su compositor, pero así es la creatividad (y, por cierto, a mí no me parece tan desagradable imaginarme a un barbudo cuarentón masturbándose,y supongo que no soy el único/la única al que le pasa, así que, Wayne, no te minusvalores…). Además, el contraste entre los tres primeros minutos, absurdos, un poco tontos y facilones, y la solemnidad tranquila y esperanzadora del final es uno de los aciertos. Sin duda una de las canciones más interesantes del disco.
“Mr. Ambulance Driver”; después de ese momento de romanticismo y de éxtasis ante el universo, una canción grandiosa, rescatada de una banda sonora (de la película “The Wedding Crashers”), y en la que un superviviente de accidente en el que ha muerto una mujer (¿su mujer, su novia, un familiar?) relata su pena al conductor de la ambulancia (¿un sacerdote…?): “Señor conductor de ambulancia, estoy aquí junto a ella, y, aunque estoy vivo, de algún modo me he dado cuenta, señor conductor de ambulancia, de que no soy realmente un superviviente, y que desearía ser yo el que no se va a quedar aquí”
“You haven’t got a clue”, es, sin duda, la canción más extraña del disco y que parte de un “borrador” de canción de Greg Kurstin, compositor pop que ha escrito canciones para numerosos grupos.
Esta canción trata sobre ese tipo de persona que todos conocemos y soportamos (no mencionaremos nombres). Culpan a todo el mundo, excepto a ellos mismos, de todos sus problemas, de los que parecen tener un suministro constante. Si sufren, tú sufres más… Ya sabéis de lo que estoy hablando.
Uy, no lo sabes tú bien, Wayne.
“The W.A.N.D”, primer single del disco, power-pop en su estado puro, es una verdadera maravilla. No deja de ser una imagen algo patética, esa de tener una varita mágica que te aporta confianza en tí mismo, pero cuando uno ve lo que hay ahí fuera, al menos te ayuda a seguir adelante: “Tengo un truco, una varita mágica que los hará caer a todos. Ahora tenemos el poder, hijos de puta, porque es donde tiene que estar”
“¿Por qué no pueden ver que no es poder, sino codicia, el hecho de querer más y más”.
Definitivamente una bonita canción que deberían escuchar muchísimos de nuestros políticos y banqueros (hasta que les reviente el cerebro, si es posible…)
Esta canción llegó a tener cierto éxito, sobre todo debido a un anuncio que la utilizaba (creo recordar que era de DELL)
“Pompeii am Götterdämerung”. Una deliciosa canción con referencias PinkFloydianas, no sólo en el título, pues no deja de recordarme un poco a “One of these days”, compositivamente y en la instrumentación. Me da la sensación que es una especie de homenaje. Como curiosidad, es la primera canción del grupo en la que Steven Drozd interviene como cantante principal.
“Going On”, que en las primeras escuchas podía parecer un final algo decepcionante después de ese “ocaso de los dioses” de la anterior canción, pero que es probablemente una de las mejores del disco. Si en “Pompeii am Götterdämerung” había referencia wagneriana, al menos en el título, en esta comentan que la melodía principal está ligeramente basada en la novena sinfonía de Mahler.
Esta canción lanza una profunda mirada al sufrimiento y a los secretos poderes de curación al deslizarte por el espacio y el tiempo… Cómo el sufrimiento, de algún modo, se calma con la simple… aceptación…
En resumidas cuentas, después de dos de los discos más influyentes del pop independiente, este trabajo, muy esperado, no decepciona en absoluto. Un trabajo casi redondo en todos los sentidos.
Aquí os dejo un par de ejemplos:
The W.A.N.D. (sin el “mother fucker”, claro, que es un video oficial y ya sabeis lo hipócritas que son en la televisión americana)
Con esta frase de los tiempos de “Zaireeka” comienza el trabajo más accesible de los de Oklahoma. Editado en el 2002, es el disco perfecto para introducirse en su peculiar mundo sonoro.
Con los logros conseguidos en sus dos discos anteriores ejecutan una encomiable pieza de pop-indie-rock que sigue la estela de “The Soft Bulletin”, con un toque más comercial, sin por ello traicionar el espíritu del grupo, aunque muchos fans de la época del “Clouds Taste Metallic” no lo vieran así.
Algunas canciones tienen una temática similar, acerca de una chica que libra al mundo de unos malvados robots rosas, por lo que puede parecer un disco conceptual, pero la mayoría de letras no hacen referencia a esa idea y se centran en algunos temas ya tratados por la banda, con un toque filosófico, científico y, por qué no decirlo, de “auto-ayuda”.
“Fight Test”, la primera canción, tiene muchas similitudes con una canción de Cat Stevens (Yusuf Islam): “Father and Son”. Wayne Coyne alega que no era consciente de ese parecido (no sé si creerle…). De todos modos, un buen tema sobre la lucha, inevitable en algunos momentos de la vida, aderezado con una reflexión existencial: “No sé dónde terminan los rayos del sol y empieza la luz de las estrellas… es todo un misterio. Y no sé cómo un hombre decide lo que es bueno para su propia vida… es todo un misterio”. “One More Robot/Sympathy 3000-21” habla sobre un robot que comienza a sentir, algo muy “dickiano”. Incluso los malos de la película tienen sentimientos. Musicalmente es uno de los temas más atractivos del disco, incluso con toques parecidos al trip-hop. “Yoshimi battles the Pink Robots Part 1” retrata la desigual lucha entre Yoshimi, una chica, y los malvados robots programados para destruirnos: “Oh Yoshimi, nadie me cree, pero tú no vas a dejar que esos robots me derroten”. Un verdadero entretenimiento musical, la canción más pegadiza del disco, ideal para cantar a coro en los conciertos. Y “Yoshimi battles the Pink Robots Part 2” es la escenificación sonora de la encarnizada lucha de la que Yoshimi sale ganadora. Es un tema instrumental (con gritos), cercano a lo que harían un año después Radiohead con su Mixomatosis.
Y aquí se acaban las historias de robots propiamente dichas. “In the morning of the magicians”, Wayne nos canta sobre el amor sobre una base trip-hopera llena de loops, efectos sonoros y dulces melodías: “¿Qué son el amor y el odio? ¿Por qué importa? ¿Es amar un desperdicio? ¿Cómo puede ser que importe?”. “Ego tripping at the gates of hell”, “Are you a hipnotist” y “It’s summertime” siguen la misma tónica sonora y lírica: Canciones con efectos sonoros, psicodélicos, letras sobre la vida y el amor, el solipsismo… Son canciones muy evocadoras, en las que la (peculiar) voz de Wayne encaja perfectamente.
Pero la joya del disco, sin duda, es “Do you realize??”, donde la banda echa el resto. Una canción prácticamente perfecta, desde esa cuenta distorsionada del principio, los violines, campanas, hacen de ella una obra épica, con una de las letras más hermosas del pop:
“¿Te das cuenta de que tienes la cara más hermosa? ¿Te das cuenta de que flotamos en el espacio? ¿Te das cuenta de que lloraste de felicidad? ¿Te das cuenta de que todo aquel al que conoces morirá algún día? Así, en vez de ir despidiéndote, hazles ver que te das cuenta de que la vida pasa rápido, que es difícil hacer que las cosas buenas duren, que te das cuenta de que el sol no se pone: es sólo una ilusión provocada por la rotación del mundo”.
No en vano es su canción más versionada y fue nombrada la Canción Rock Oficial del estado de Oklahoma. Es, simplemente, preciosa.
“All we have is now”, cuenta cómo el protagonista se encuentra con su yo futuro: “No vamos a conseguirlo, me explicó cómo sería el fin: Tú y yo nunca formaremos parte del futuro, todo lo que tenemos es el ahora”. De nuevo la idea: disfruta de la vida y no te preocupes demasiado por lo que vendrá.
Y el disco termina en Marte: “Approaching Pavonis Mons By Balloon (Utopia Planitia)”, un tema instrumental que pone punto y final a los Flaming Lips más Sci-Fi.
La producción del disco cuenta con Dave Fridmann de nuevo y es excelente: no es nada fácil orquestar toda la parafernalia de efectos sonoros con los que el grupo adorna sus canciones.
Después de una gran obra como “The Soft Bulletin” parecía difícil conseguir algo tan brillante como este Yoshimi, que se mantiene como uno de los discos más interesantes del pop de la primera década del nuevo siglo.
Como curiosidad, en la edición del CD se incorporó un mensaje “secreto” en uno de los laterales interiores del disco, que reza: “Has descubierto el mensaje secreto. ¿Tienes demasiado tiempo en tus manos? …Déjalo marchar.”
Durante la grabación de Zaireeka, el grupo preparaba canciones para su siguiente disco, el que sería “The Soft Bulletin“, editado en 1999. De hecho, algunos de los temas presentes aquí surgieron como ideas para incluir en Zaireeka, pero que descartaron como imposibles de producir para el formato de cuádruple CD.
Este disco supuso el mayor éxito de crítica de la banda hasta el momento (para muchos críticos es uno de los mejores discos de la década de los 90). El grupo se “reinventó”, abandonó el sonido guitarrero, herencia de sus inicios hardcore, para desembocar en una especie de pop surrealista, con una producción muy cuidada con un mayor uso de sintetizadores y efectos de sonido y melodías más accesibles junto a letras más elaboradas.
El disco fue reeditado en el 2006, con la lista de canciones en el orden original que tenía la banda en mente y con un DVD con extras y con sonido Dolby Digital 5.1 Surround Sound (una herencia de sus experiencias cuadrofónicas en Zaireeka).
Hay muchos momentos destacables en esta obra, pero, sin duda, el increíble comienzo con “Race for the Prize” es admirable por su potencia, que sirve de preámbulo al marcado carácter optimista que impregna a todo el disco. Es una canción sobre la ciencia, acerca de la lucha de dos científicos por encontrar una cura, el premio al que aspiran. Pero la letra nos recuerda que no son Dioses, sino “humanos, con mujer e hijos”.
Es una temática parecida al que sería el segundo single, “Waitin’ for Superman“, la canción que más repercusión tuvo, en la que se nos pide que no esperemos a Superman, que él ya tiene bastante, y que intentemos solucionar nuestros problemas lo mejor que podamos.
“Race for the Prize” enlaza con otra canción dedicada a la ciencia, “A Spoonful Weighs a Ton“, también sobre científicos que salvan a la humanidad, incluso aunque tengan que elevar el sol, tan pesado que “una cucharada pesa una tonelada”. Los arreglos de esta canción rozan la horterada, con arpas flotando entre instrumentos de viento, aunque ese ambiente idílico se rompe varias veces con unos rotundos sonidos “power pop”. Y, por supuesto, no hay que dejar pasar los impresionantes gallos de Wayne Coyne.
“The Spark that Bled” es una extraña canción, que recuerda bastante a Yes, por la voz aguda y la estructura en pequeños movimientos, a la manera del rock progresivo. En cuanto a la letra, es una de las más brillantes: “I accidentally touched my head, and noticed that I had been bleeding, for how long I didn’t know. What was this -I thought- that struck me? What kind of weapons have they got? The softest bullet ever shot…” (Toqué accidentalmente mi cabeza, y me dí cuenta de que había estado sangrando, no sabía por cuanto tiempo. ¿Qué es eso -pensé- que me ha golpeado? ¿Qué tipo de armas tienen? La bala más suave jamás disparada…)
La grabación del disco, después del esfuerzo realizado con Zaireeka, no ocurrió en el mejor momento para la banda. El bajista, Michael Ivins, sufrió un accidente de tráfico y Steven Drozd tenía problemas muy graves con la heroina. Estuvo a punto de perder un brazo debido a la infección producida por los pinchazos. Cuando los compañeros le preguntaron, dijo que le había picado una araña, y en esta anécdota se basa “The Spiderbite Song” (La canción de la picadura de araña): “I was glad that it didn’t destroy you, how sad that would be, ’cause if it destroys you, it would destroy me” (Me alegro de que no te destruyera, qué triste sería eso, porque si te destruye a tí, me destruiría a mi)
El momento más inspirado del disco, para mí, llega con “Suddenly Everything Has Changed“, una canción sobre esos momentos banales, que no tienen nada de especial (doblar la ropa o colocar la compra) pero en los que, de repente, te das cuenta de que tu vida es muy distinta de lo que solía ser y que todo ha cambiado, un sentimiento de trascendencia que llega en momentos intrascendentes.
Sigue la inspiración con “The Gash” (La herida), que nos dice que no somos los únicos con problemas, que todos tenemos alguna herida o cicatriz y que, aunque duela, hay que avanzar.
Y cierra esta pequeña trilogía “Feeling Yourself Disintegrate“, que trata sobre el amor y la muerte, la aceptación del momento en el que sientes cómo te desintegras…
Éste es un disco de obligada escucha. Puede no gustar, puede desesperar la voz de Coyne, encontrarlo demasiado acaramelado,pero, aún así, merece la pena acercarse a él, porque puede producir sensaciones muy intensas y hacer que te conozcas a tí mismo un poco mejor; y esto no es fácil de encontrar. A disfrutarlo.
Tenemos tres perros, a los que les encanta masticar cosas, así que siempre les estamos dando algunos juguetes y animales de peluche y cosas así, para que puedan destrozarlos. Y, normalmente, cualquier cosa está despedazada en un par de días. Y, un día, me di cuenta de que uno de los animales de peluche lo tenían ya una semana y prácticamente intacto, un poco sucio, pero casi sin ningún daño. Así que sentí curiosidad y los observé durante un par de días, y descubrí que, por algún extraño motivo, a todos les gustaba ese animal en concreto, era especial para ellos; no sólo lo dejaban sin morder, sino que parecía que lo habían convertido en su bebé. Lo trataban como si fuera su propio cachorro, así que pensé: Esto es raro. Qué extraño es. De todos los juguetes y cosas que les traíamos, por alguna extraña razón, éste, que no se diferenciaba en nada del resto, éste en concreto, deciden que es especial. Así que, ahí lo tienes Pasó algún tiempo y un día descubrí que la bolsa de insectos grandes de plástico, que había estado guardando en una estantería en el baño, se había caído de algún modo y, desafortunadamente, parecía que los perros ya habían masticado la mayoría de su contenido, las gigantescas arañas, hormigas y cucarachas y demás cosas que tenía dentro. Y, mientras caminaba por la casa recogiendo los restos de estos insectos de plástico me crucé con el bebé, ya sabéis su bebé animal de peluche. Y estaba totalmente destrozado, como el resto, todos los demás animales, finalmente lo habían machacado. Así que, un rato después, me encontré con uno de los saltamontes gigantes que, por algún motivo, no habían masticado en absoluto, ni siquiera una pequeña marca de dientes. Y lo observé Y se me pasó por la cabeza que, por alguna razón, sus sentimientos habían cambiado Y pude ver claramente que, en vez del animal de peluche, el viejo bicho es, ahora, el nuevo Bebé.
1.- Okay I’ll Admit That I Really Don’t Understand: Tremendo comienzo del disco, con un solo de bateria y una línea de bajo que quitan la respiración. La letra, únicamente el título de la canción: “De acuerdo, admitiré que realmente no lo entiendo“. Una canción sobre el alivio de admitir que hay cosas que nunca podrás comprender. Coros extraterrestres, un solitario acorde de piano sobre el que se basa toda la canción y un enorme gallo de Wayne sobre un acorde de guitarra para rematar la faena… Apabullante.
2.- Riding To Work In The Year 2025 (Your Invisible Now): Un principio de sonido atenuado que se rompe bruscamente con unas fanfarrias imprevisibles. De nuevo los coros extraterrestres, un riff de bajo al que replica una guitarra… Y otro cambio, menos brusco, pero también inesperado para llegar a una parte melódica, repleta de graves imposibles, piano, sintetizador y guitarra acústica, que terminan su intervención gracias a unos coros que dejan paso a una serie de gritos aterradores y espeluznantes que nos llevan de vuelta, progresivamente, a las fanfarrias y la melodía del principio hasta que sólo queda un bajo ligeramente asincrónico acompañado de metales sintéticos, los platillos de la batería y el sonido atenuado del principio… Es un tema que pone la piel de gallina, y, para mí, sin duda, uno de los mejores de toda su carrera.
Cuenta la historia de alguien que imagina que es un agente secreto que va a trabajar en un futuro lejano, con una misión muy importante que cumplir, hasta que se da cuenta de que nada de eso es cierto, e intuye que su sueño está a punto de tragárselo e impedirle volver al mundo real, por lo que grita de pánico…
3.- Thirty-Five Thousand Feet of Despair: Ruidos extraños, un avión que despega y el piano con un acorde contundente. La voz, repleta de ecos y efectos de retardo. Montones de sonidos, que acompañan a una melodía tranquila y triste.
Habla de un piloto que pierde la cabeza gradualmente. Tiene miedo de hacer daño a su familia cuando está en casa y teme por la seguridad de sus pasajeros cuando está volando. Así, durante un vuelo transatlántico, decide colgarse en el baño del avión…
El CD 4 representa la parte mentalmente insana del protagonista, y merece la pena escucharla por separado…
4.- A Machine In India: Los acordes y la voz se escuchan desde el CD1, y podría dejarse así. Cuando se escuchan individualmente los otros tres CD’s, parecen no tener absolutamente nada que ver con la canción y, como dice Wayne, parece que van contra la canción. Pero, en conjunto, se crea un ambiente increíblemente denso y caótico, pero en el que todo encaja: Un efecto muy bien logrado.
Este tema trata sobre la menstruación y las sensaciones que, aún sabiendo que van a llegar en un momento determinado, siempre son incontrolables, en ocasiones opresivas y desagradables, y siempre acontecen siguiendo un ritmo calculado, con la frialdad de una máquina.
5.- The Train Runs Over The Camel But Is Derailed By The Gnat: Literalmente: “El tren atropella al camello, pero es descarrilado por el mosquito”… Todos los CD’s comparten la voz y el organillo final. Por lo demás, cada uno lleva una melodía acompañante distinta, que al mezclarse, dan como resultado un barullo controlado similar al de la anterior canción.
El significado del tema no está claro ni para el autor de la letra, Wayne. Para él, sería la música perfecta para el discurso de una especie de “científico/predicador” al que le abandona la lógica cuando intenta explicarla, dando rodeos sin llegar a aclarar nada.
6.- How Will We Know? (Futuristic Crashendos): De nuevo un comienzo con sonidos atenuados, para dejar paso a una melodía acompañada de guitarra, bajo, batería y sintetizadores… Y, entre tanto, unos sonidos extremadamente altos que resultan bastante incómodos y que, escuchados repetidamente, pueden provocar confusión, desorientación e incluso náuseas… Éstos se encuentran en los CD’s 1, 3 y 4, con lo que el CD2 es una versión prácticamente íntegra de la canción sin estas frecuencias.
Se basa en la falsa leyenda urbana que dice que una persona expuesta durante un largo periodo de tiempo a frecuencias muy altas o muy bajas a un volumen elevado, puede llegar a tener la sensación de poder “predecir el futuro”…
7.- March Of The Rotten Vegetables: La única canción instrumental del disco, esta “marcha de las verduras podridas” tiene la fuerza suficiente como para destacar por sí misma. Tiene un solo de batería de un par de minutos de duración que quita el sentido. Para explicar esta canción, sólo se puede traducir lo que dice Wayne Coyne sobre ella:
“Imagino ésto como música para unos dibujos animados sobre un grupo de algunas verduras que sienten que el sitio donde están creciendo no es bueno. Así que se desarraigan y salen en busca de mejor sustrato… encontrando penurias y heroismo durante el camino… mientras marchan a través de “Villa Carne”, son asustados, después son atacados por murciélagos, pero, finalmente, antes de pudrirse, deben encontrar un suelo mejor…”.
¿Qué más se puede decir? Pues que es un tema fantástico y que alguien, por favor, compre los derechos y haga esa película ¡¡YA!!
8.- The Big Ol’ Bug Is The New Baby Now”: Con sonidos grabados en el jardín de Wayne, esta canción cuenta una curiosa historia sobre sus perros, y cómo “el viejo bicho es ahora el nuevo bebé”… Mientras Wayne nos narra los hechos, una graciosa melodía, amable y con arreglos muy agradables, rozando lo hortera, lo acompaña. Cuando termina, todos entonan a coro esa misma melodía, cantando “the big ol’ bug is the new baby now”… Y yo reto a cualquiera: después de escucharla, es casi imposible quitársela de la cabeza… Aunque los atronadores ladridos, desde los cuatro CDs, ayudan un poco. Ladridos que terminan abruptamente, poniendo punto y final a una de las mejores experiencias sonoras que uno puede encontrar en el mundo de la música popular.