Categoría: Conciertos

U2, Innocence Experience Tour (II)

Tras un interludio en el que la megapantalla es la protagonista, mostrando imágenes icónicas de la gira del “Achtung Baby“, y con un mix de “The Fly” de fondo, comienza la segunda parte del concierto.

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Segunda parte del concierto

A continuación, “Invisible“, canción de este año 2015 que no está en ningún álbum oficial y que forma parte de una campaña para la lucha contra el SIDA. El grupo está dentro de la pantalla y sólo los vemos en algunos momentos de la canción, cuando los gráficos lo permiten. Una puesta en escena impresionante. Volvemos al “Achtung Baby” con dos de los éxitos del disco: “Even Better Than the Real Thing” y “Mysterious Ways“. Esa fue, sin duda, una de sus épocas más creativas, su disco más vendido y reconocido, así que es lógico que tenga tanto peso en sus conciertos.

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U2 in Blue

 

Como es habitual, Bono elige a una chica del público para que comparta escenario con ellos, que graba parte de la actuación con un móvil que se proyecta en la pantalla. Y, antes de continuar, entre el público vemos a alguien sujetando un cartel: “Singer with a broken finger” (“Cantante con el dedo roto”). No es otro sino Jimmy Fallon, famoso presentador de televisión estadounidense, que se atreve con todo un “Desire“, ayudando a Bono en la voz, mientras vemos proyectadas las imágenes desde el teléfono móvil, junto con mensajes en tiempo real de los asistentes al concierto enviados a una red social. Otra de las canciones más conocidas del “Rattle and Hum“, “Angel of Harlem“, suena con el acompañamiento de The Roots, un grupo de Philadelphia, asiduos del show de Jimmy Fallon. De nuevo “Songs of Innocence” toma el protagonismo, por última vez en la noche, con “Every Breaking Wave“, dejando paso a una de las imprescindibles del grupo: “With or Without You“, del aclamado “The Joshua Tree“, el disco que les dio fama mundial, con el estribillo casi imposible de escuchar entre los gallos (propios y ajenos) del público… pero a eso vamos, a disfrutarlo.

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De uno a otro lado del escenario

Un paseo más por la bomba atómica con “City of Blinding Lights“, una bella canción con una preciosa historia y que tiene mucho de Nueva York y de la tragedia del 2001. Por eso no es extraño que el tono se oscurezca para tocar “Bullet the Blue Sky“, de “The Joshua Tree“, canción de las más potentes del grupo, y que termina con esa larga coda hablada, acompañada por la batería y el bajo, sólo interrumpida por un excelente solo de The Edge,  crítica con las primeras potencias del mundo (“and we run into the arms of America…”). De nuevo la montaña rusa sube a lo más alto con “Pride (In the Name of Love)“, de “The Unforgettable Fire“, muestra de lo mejor de la década de los 80  y todo un himno de la banda, con la que termina oficialmente el concierto. Pero no podía quedar así, por supuesto, así que los irlandeses nos regalan tres canciones más, comenzando con “Beautiful Day“, del disco “All that You can’t Leave Behind“, que suena como los ángeles, para dejar paso, como no podía ser de otra manera, al órgano y el solo de guitarra de The Edge que introduce “Where the Streets Have no Name“… y los pelos como escarpias cuando el bajo de Adam Clayton y la batería de Larry Mullen Jr. rompen el cielo para que Bono nos diga eso de que quiere correr y esconderse, derribar los muros que lo tienen encerrado, que quiere alcanzar y tocar la llama… donde las calles no tienen nombre. Ese podría ser el glorioso final de esas 2 horas maravillosas, pero el dublinés nos hace un bonito regalo que nos trae directamente desde Berlin, lugar donde nació “One“, y nos deja solos con el resto de la banda: decenas de miles de personas cantando como uno. Inolvidable final de concierto, cantando y tomando Manhattan y Berlin.

U2 y Nueva York: dos de las cosas que habría que ver al menos una vez en la vida.

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Innocence Experience

U2, Innocence Experience Tour (I)

Un caluroso miércoles, 22 de Julio, después de otro día de patearnos la ciudad, visita al legendario Stonewall (cerrado), al Chelsea Hotel (en obras) y una comida rápida en un banquito de Washington Square, rodeados de música Jazz y ardillas. Después de un reposo en el hotel, a las 19:00 ya estábamos atravesando la (extrema) seguridad del Madison Square Garden para asistir al concierto de U2, en su tercera actuación en Nueva York. Y estas son las impresiones… Uno, dos, tres…. catorce!!! Vamos allá.

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U2, 22 de julio 2015, Madison Square Garden, Nueva York

 

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Calorías para reponer fuerzas

Después de varias canciones para hacer ambiente mientras apuramos los obligatorios”nachos with cheese”, suena “People have the power” en los altavoces, y el grupo aparece en el escenario. Su primera canción, “The Miracle (of Joey Ramone)“, del álbum de este año, “Songs of Innocence“. Estribillo pegadizo, digno comienzo del concierto, con un público entregado. La temática del tour es una especie de retorno a inocentes tiempos pasados desde la perspectiva de la experiencia. Por ello, la banda irlandesa alterna canciones nuevas con otras de sus primeros discos, como “Out of Control“, de su primer disco, “Boy“. A la que sigue “Vertigo“, de “How to dismantle an atomic bomb“, con su correspondientes acotaciones en español, que uno no puede quitarse de la cabeza, para continuar con un verdadero clásico, también de “Boy“: “I will follow“. Tremenda respuesta del público: todos nosotros, ya entrados en años, gritando ese obsesivo “walk away, walk away, I walk away, walk away!”.

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Un momento de la actuación

Tras este comienzo brutal, volvemos al presente con “Isis (Hold me close)“, “Cedarwood Road” y “Song for someone“, todas del último disco. Es en esta parte donde la impresionante pantalla situada entre las dos partes del escenario cobra vida y vemos a Bono introducirse en ella e interactuar con las imágenes. El diseño del escenario es una maravilla: la gigantesca pantalla pasa de la semitransparencia a la opacidad, puede elevarse y al ser doble permite la existencia de un pasillo interior, el truco para que el grupo pueda actuar dentro.

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Durante Cedarwood Road, con Bono inmerso en una calle virtual

Vuelta al pasado, una de sus canciones más aclamadas, del disco “War“: “Sunday bloody Sunday“, que sigue teniendo la fuerza que tenía hace ya más de tres décadas. A continuación suena “Raised by wolves“, del último disco, una buena manera de conectar los horrores que nunca cambian, terrorismos de todo signo que no sólo hacen explotar bombas, también nuestra esperanza… (“I don’t believe anymore”). “Until the end of the world“, hasta el fin del mundo, una preciosa canción que aparecía en la película homónima de Wim Wenders, y que nos sumerge en la época gloriosa del “Achtung Baby“, clausurando la primera parte del concierto.

DCODE 2013

Este sábado, día 14, se celebró el festival DCODE en la Universidad Complutense de Madrid. Como no podía ser de otra manera, el friki que suscribe estas palabras no iba a dejar de asistir al único concierto de John Grant en nuestro país:

Y, a pesar de su brevedad, Grant no defraudó a sus ositos fans. Maravillosa voz que repasó temas de su segundo álbum, más dos perlas del primero (I Wanna go to Marz y, por supuesto, Queen of Denmark). Momento a destacar: la dedicatoria de “Glacier” a todos “nuestros hermanos homosexuales de Rusia”, en un más que decente español. Realmente conmovedor.

No comento más; las sensaciones se quedan conmigo. Sólo pedir a John que se cuide y siga haciendo esta música tan maravillosa.

Ya que el único concierto que me interesaba realmente fue de los primeros, pude disfrutar, en compañía afrancesada, del resto de conciertos con la conciencia tranquila.

Me gustaría destacar alguno de ellos, como el de Love of Lesbian (impresionante el número de camisetas de John Boy que pululaban por el festival). Pop nacional del bueno, cameo de Eva Amaral y momentos grandiosos. A pesar de los sentimientos encontrados que me producen estas canciones (buenos y malos recuerdos de mi vida reciente), lo disfruté enormemente, un poco alejado del jaleo de las primeras filas. Ya son todo un clásico de la música de este país.

Ya que la hemos mencionado, Amaral, sinceramente, sonó un poco viejuno. Y no debería hablar tanto entre canciones. No me gustó mucho.

Pero, otra de las grandes sorpresas para mí fueron los californianos Vampire Weekend, con su dream pop barroco reggae ska paulsimonesco, que daba una sensación de buen rollo digna de admirar. Los conocí apenas un par de semanas antes del festival, y me entraron muy bien. No siempre descubre uno un grupo que tiene una canción llamada “horchata”… En directo sonaron estupendos y me apuesto a que, durante su actuación, no hubo ninguna gresca, ni empujones, ni insultos. Es imposible con su música. Desde el sábado tengo “Ya Hey”, “Step” o la mencionada “Horchata” en la cabeza. Kudos para ellos.

Iba con intención de escuchar a Foals, pero el hambre gana, así que no les hice mucho caso, la verdad.

El plato fuerte para casi todo el mundo eran, por supuesto, Franz Ferdinand. Nada que objetar. Un grupo que ya tiene el éxito consolidado, buenas y potentes canciones, y un público entregado, son un acierto seguro. Su nuevo disco (Right Thoughts, Right Words, Right Action) es excelente, así que no han perdido nada de su fuerza. El público disfrutó estas nuevas canciones y, por supuesto, exitazos del nivel de “Take Me Out” o “Walk Away”. Buen concierto.

Por último, mencionar al grupo de mi hermano gemelo, Capital Cities. Seamos sinceros: es un grupo de UNA canción (Safe and Sound). Por ello, no es extraño que tiraran de versiones (Pink Floyd, Madonna y Bee Gees en concreto), y que su gran éxito ocupara prácticamente una cuarta parte del concierto. Aún así, un acierto programarlos después de Franz Ferdinand. El público comenzó a huir para disfrutar de la noche madrileña y quedamos la mitad del personal, en un ambiente relajado y festivo.Me gustaron bastante más de lo que esperaba.

Ryan Merchant y Sebu Simonian (o sea, yo con frac…)

En definitiva, un cartel sólido, buen sonido y buena organización dentro de lo que cabe. Espero repetir el próximo año. Una última cosa: creo que sólo vi dos barbas más largas que la mía… el año que viene les gano.

SOS 4.8

Un pequeño resumen de los conciertos a los que asistí:

Magnetic Fields:

Un concierto frío, en su estilo. Stephin ha renacido como osito y dan ganas de comérselo. Excelentes canciones, adorable voz de barítono y un verdadero placer estar de nuevo en sus manos. Buen comienzo de festival. A Stephin podría decirle uno eso de “si tú me dices ven, lo dejo todo”. La versión de “The Book of Love” fue cautivadora.

Hidrogenesse:

Señores organizadores: aclárense con el uso que le dan al auditorio durante el festival, porque es un poco ridículo. No pude verlos.

Kiko Veneno:

Sonido espectacular. Se nota dónde hay tablas. Tiró de éxitos, cosa que le agradezco, y el público disfrutó de lo lindo. Después de la frialdad (maravillosa) de los Magnetic, el extremo contrario: sangre latina y flamenca a rabiar. Estupendo.

PULP:

A medio gas, sinceramente. El espectáculo visual era estupendo, pero los encontré demasiado místicos y no me gustó demasiado

The Gossip:

Escuché unas cuantas canciones desde lejos y sonaban estupendamente (creo que a esa mujer no le hace falta micrófono).

Yuck:

No los conocía, y me parecieron un pelín aburridos. No están mal, pero no lograron enganchar. Además estaba lloviendo y eso deslució un poco su concierto. Me parecieron un poco “flipados”, en el peor sentido de la palabra. Muy depresivos.

Bigott:

Sin palabras. Me declaro oficialmente fan de ese hombre. Merece la pena por la música y por el grandioso espectáculo que ofrece con su “danza moderna”. Nos hizo pasar un muy buen rato. Muchísimas gracias.

Mogwai:

Exceptuando el fallo técnico después de la primera canción (por cierto, grandioso el comentario de alguien cerca de mí: “¡¡¡CTRL   ALT    SUPRIMIR!!!”), el concierto fue una orgía de ruido muy bien elaborado. Todavía me sangran los oídos. Realmente espectacular. Me gustaron bastante.

The Flaming Lips:

Desgraciadamente la palabra “corto” es la primera que viene a mi mente. Una hora escasa, que supo a poco. Por lo demás, el habitual confeti, balones, Wayne dentro de su bola de plástico sobre el público, manos gigantes, megáfono y video desde el micro… Es decir, la hostia. Me siguen pareciendo una de las experiencias en vivo más espectaculares de los últimos tiempos. Son como unos Pink Floyd caseros. No he tenido la suerte de ver a estos últimos, pero es la segunda vez que veo a Wayne y espero repetir. Hay quien denosta esta especie de “fiesta” algo infantil, como si no fuera lo suficientemente serio, como si fuera un simple ejercicio de “frikismo”. Quién así lo piense, está en su derecho, pero no entiende cómo funciona la vida y el universo. Su condena será un concierto infinito de Yuck…

 

Muy buen fin de semana, en definitiva, con buena compañía, buena música y que terminó con un caldero junto al mar. Me llevo de vuelta buenos recuerdos, dos piedras de lapilli del Etna (sí, sí, del Etna), la convicción de que mi barba está de moda y nuevas amistades… ¿Qué mas se puede pedir? (Bueno, yo pediría más, pero me temo que es imposible)

Llorenç Barber en El Dorado

Llorenç Barber

Este viernes el músico valenciano Llorenç Barber ofreció un pequeño concierto en el espacio dedicado al arte contemporáneo El Dorado, en Quintanar de la Orden (Toledo).

Músico, compositor, musicólogo, escenógrafo, Barber es una de las figuras clave en la música contemporánea española. Es muy conocido por sus conciertos de ciudad, en los que utiliza los campanarios de las iglesias y cualquier otro instrumento que la infraestructura del espacio urbano le permita, como sirenas.

De todo eso y mucho más nos habló antes de comenzar su interpretación. Y es que, además, es un buen conferenciante. Nos comentó algo acerca de sus influencias, de Fluxus, del futurismo, aprovechando la imagen representada en uno de los cuadros que se pueden ver en la exposición que alberga en estos momentos El Dorado, en el que se puede ver a Luigi Russolo junto a lo que parecen ser sus “entonarruidos”.

Barber comenzó su actuación arrastrando por todo el recinto una campana atada a una cuerda. La resonancia del lugar amplificaba y reverberaba el sonido. Después de este prólogo comenzó a juguetear con las distintas campanas que tenía a su disposición en un sencillo carrillón de madera. Desde fuertes golpes con las baquetas a sutiles variaciones conseguidas acercando su boca al borde metálico de la campana. En ocasiones acompañaba al sonido del metal con su propia voz, utilizando el canto difónico, creando un ambiente místico y especial. Ninguna melodía concreta, ningún ritmo marcado. Cómo comentaba el propio músico, presenciamos más bien una serie de nubes de sonido, de colores audibles, de insinuaciones sonoras.
Tras una primera obra de unos veinte minutos, y viendo que nos había sabido a poco, Barber volvió a tomar las riendas regalándonos otra breve interpretación y terminamos el concierto apagando las luces del recinto, en mutuo acuerdo con el público, tan sólo iluminado por las luces azules de una de las obras de la exposición, escuchando casi a oscuras los tañidos de las campanas y las modulaciones de la voz del músico valenciano.

Un concierto breve pero excepcional, en un entorno también excepcional como es El Dorado, un pequeño oasis de arte contemporáneo en plena Mancha, que todos los años, desde hace ya seis, brinda la oportunidad de observar parte de la creación internacional actual. Y todo un acierto por parte de los organizadores traer a Barber, algo que los amantes de la creación sonora que habitamos estos llanos ocres e infinitos agradecemos profundamente.