At War With The Mystics

Cuatro años después de su disco de mayor éxito, “Yoshimi Battles the Pink Robots”, los de Oklahoma editan este “At war with the mystics” en el año 2006. En él continúan la evolución del sonido logrado en sus dos trabajos anteriores, con un resultado ecléctico, difícil de clasificar, pero muy inclinado hacia el power-pop.
Creada en un momento político decisivo (durante el segundo y conflictivo mandato de la administración Bush), con una sociedad estadounidense cada vez más crítica con las decisiones de su gobierno, sobre todo respecto a la invasión de Iraq, esta obra nos remite a ese desencanto con la política y el poder.

El propio título, “En la guerra con los místicos”, parece hacer alusión a ese clima de impotencia ante actuaciones que son difíciles de comprender por la ciudadanía; Más aún el primer single del disco “The Wand”, en el que reclaman (aunque sea metafóricamente) la soberanía del pueblo. Así, estamos ante un disco que, a su manera psicodélica y creativa, es el más comprometido de la banda.

De nuevo nos encontramos con la producción de Dave Fridmann, como siempre compleja y preciosista, repleta de sonidos, y que todavía conserva los hallazgos de la época del “Zaireeka”.

La primera canción del disco, “The Yeah Yeah Yeah Song”, es un buen ejemplo del power-pop al que apunta todo el disco. En palabras de Wayne Coyne:

“El poder en manos de gente no preparada es muy peligroso…”

Básicamente es una crítica al poder y a nuestros gobernantes, pero a través de una pregunta al oyente “¿Qué harías tú en su lugar?”; pregunta que no intenta justificar la posición del poderoso, sino igualarlo y demostrar que simplemente es una persona, no un dios, y que cometerá errores.

“Free Radicals” continúa con la crítica: “You think you’re radical, but you’re not so radical, in fact you’re fanatical”. Crítica al fanatismo en general, al que lleva a suicidarse con una bomba, o al que lleva a una guerra por mantener el poder.

“The Sound of Failure / It’s Dark… Is it Always this Dark” trata sobre la inevitable experiencia de perder algún ser querido, de cómo enfrentarse a esa oscuridad. En la frase “Go tell Britney, go tell Gwen”, se está refiriendo a Britney Spears y Gwen Stefani, como modelo del optimismo forzado y como de cuento de hadas que transmiten, no sólo ellas, sino el pop comercial en general. El epílogo instrumental de la canción es todo un acierto triste y misterioso.

Quizás “My Cosmic Autumn Rebellion” es una respuesta a la anterior pregunta, en la que el protagonista adopta un optimismo realista que no rechaza lo negativo de la vida, el otoño que lleva a la muerte, sino que lo afronta, rebelándose en este caso contra los agoreros y los que “sólo ven la puesta del sol, no el amanecer”. Para mí esta es la canción más “Yoshimi” del disco, una evolución lógica del sonido del anterior trabajo.

“Vein of Stars”, de nuevo otro arrebato existencialista que termina justo en el lado contrario, en un canto a las estrellas, que no parecen tener ningún destino maravilloso para nosotros, pero que seguimos admirando y que nos siguen fascinando.

“The Wizard Turns On…”, único tema instrumental, una improvisación repleta de ecos, distorsiones y efectos varios, con un toque de ciencia ficción muy marcado. Esta canción ganó un grammy a la mejor interpretación de rock instrumental

“It Overtakes Me /The Stars are so Big… I am so small… Do I Stand a Chance?”. Wayne comenta en las notas del CD:

A veces hago un sencillo truco de compositor y me imagino que compongo para otra persona y, en esta canción ese alguien era Gwen Stefani… Me la imaginaba cantándola y me imaginaba que tipo de producción saldría. Al principio, cuando estaba pensada para la señorita Stefani, llamé a la canción “Me gusta masturbarme y pensar en el espacio exterior”… y todavía pienso que si la cantara ella, sería un buen nombre… Pero imaginarme a mí, un hombre de 45 años con barba y canas masturbándome es… bueno… desagradable… De todos modos la canción terminó tratando sobre esos accesos de pánico que tengo al contemplar la “realidad cósmica”, el hecho de que la Tierra está flotando en un vasto e interminable mar de infinita negrura

La segunda parte de la canción es realmente gloriosa. Es extraño como algo tan bonito pudo surgir de una tontería como la que cuenta su compositor, pero así es la creatividad (y, por cierto, a mí no me parece tan desagradable imaginarme a un barbudo cuarentón masturbándose,y supongo que no soy el único/la única al que le pasa, así que, Wayne, no te minusvalores…). Además, el contraste entre los tres primeros minutos, absurdos, un poco tontos y facilones, y la solemnidad tranquila y esperanzadora del final es uno de los aciertos. Sin duda una de las canciones más interesantes del disco.

“Mr. Ambulance Driver”; después de ese momento de romanticismo y de éxtasis ante el universo, una canción grandiosa, rescatada de una banda sonora (de la película “The Wedding Crashers”), y en la que un superviviente de accidente en el que ha muerto una mujer (¿su mujer, su novia, un familiar?) relata su pena al conductor de la ambulancia (¿un sacerdote…?): “Señor conductor de ambulancia, estoy aquí junto a ella, y, aunque estoy vivo, de algún modo me he dado cuenta, señor conductor de ambulancia, de que no soy realmente un superviviente, y que desearía ser yo el que no se va a quedar aquí”

“You haven’t got a clue”, es, sin duda, la canción más extraña del disco y que parte de un “borrador” de canción de Greg Kurstin, compositor pop que ha escrito canciones para numerosos grupos.

Esta canción trata sobre ese tipo de persona que todos conocemos y soportamos (no mencionaremos nombres). Culpan a todo el mundo, excepto a ellos mismos, de todos sus problemas, de los que parecen tener un suministro constante. Si sufren, tú sufres más… Ya sabéis de lo que estoy hablando.

Uy, no lo sabes tú bien, Wayne.

“The W.A.N.D”, primer single del disco, power-pop en su estado puro, es una verdadera maravilla. No deja de ser una imagen algo patética, esa de tener una varita mágica que te aporta confianza en tí mismo, pero cuando uno ve lo que hay ahí fuera, al menos te ayuda a seguir adelante: “Tengo un truco, una varita mágica que los hará caer a todos. Ahora tenemos el poder, hijos de puta, porque es donde tiene que estar”
“¿Por qué no pueden ver que no es poder, sino codicia, el hecho de querer más y más”
.

Definitivamente una bonita canción que deberían escuchar muchísimos de nuestros políticos y banqueros (hasta que les reviente el cerebro, si es posible…)

Esta canción llegó a tener cierto éxito, sobre todo debido a un anuncio que la utilizaba (creo recordar que era de DELL)

“Pompeii am Götterdämerung”
. Una deliciosa canción con referencias PinkFloydianas, no sólo en el título, pues no deja de recordarme un poco a “One of these days”, compositivamente y en la instrumentación. Me da la sensación que es una especie de homenaje. Como curiosidad, es la primera canción del grupo en la que Steven Drozd interviene como cantante principal.

“Going On”, que en las primeras escuchas podía parecer un final algo decepcionante después de ese “ocaso de los dioses” de la anterior canción, pero que es probablemente una de las mejores del disco. Si en “Pompeii am Götterdämerung” había referencia wagneriana, al menos en el título, en esta comentan que la melodía principal está ligeramente basada en la novena sinfonía de Mahler.

Esta canción lanza una profunda mirada al sufrimiento y a los secretos poderes de curación al deslizarte por el espacio y el tiempo… Cómo el sufrimiento, de algún modo, se calma con la simple… aceptación…

En resumidas cuentas, después de dos de los discos más influyentes del pop independiente, este trabajo, muy esperado, no decepciona en absoluto. Un trabajo casi redondo en todos los sentidos.

Aquí os dejo un par de ejemplos:

The W.A.N.D. (sin el “mother fucker”, claro, que es un video oficial y ya sabeis lo hipócritas que son en la televisión americana)

Pompeii am Götterdämerung

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