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Retorno a la Tierra

05Una recopilación algo peculiar, nacida bajo los efectos de bebidas espirituosas y con un tema en común: ¿Qué encontrarías si volvieses a una tierra dominada por vegetales? Cinco autores franceses recogen el guante, con mayor o menor fortuna.

Francis Carsac, en Así se aburren en Utopía,relata el esfuerzo de dos especies, actualmente en guerra, por encontrar su remoto  planeta de origen. Un planeta habitado por dos grupos de humanos, unos en un estado primitivo otros viviendo en una sociedad casi perfecta.

Pierre Marlson, en Donde la lluvia se peina en las curvas de las sombrillas, insiste en el tema del origen perdido y describe una humanidad pasiva que es alimentada y protegida por una especie de planta.

El perrito blanco que vagabundea solitario por las calles de la ciudad desierta, de Daniel Walther, describe una tierra desolada y nauseabunda imposible de habitar y cuyo aire se ha convertido en una mezcla ponzoñosa que vuelve locos a los hombres.

Philippe Curval, en Adaneva, nos presenta al último superviviente después de una catástrofe de proporciones planetarias, solitario y desorientado, con las flores como únicas compañeras.

El Valle, de Jean-Pierre Andrevon, cierra esta antología con una historia sólida en la que un personaje solitario asiste a la aniquilación desde una posición privilegiada.

Algunas de estas historias se han quedado “viejunas” en sus pocas décadas de existencia (cuanto más largo es el nombre del relato, más aburrido, por cierto). Ejemplos de escritura testosterónica, atrapada en ese estilo pseudoerótico, como si aspiraran a portada de revista underground, algo que a mí siempre me resulta tedioso si no hay algo más que rascar. Sí que son destacables Adaneva y El Valle, siendo este último el relato más consistente y evocador, con unos toques de Dr. Bloodmoney. El resto, un entretenimiento adolescente, poco más.

Título: “Retorno a la Tierra”

Autor: Jean-Pierre Andrevon, Varios Autores

Ed. Martínez Roca, Superficción, nº 5.

1975 (edición 1976)

191 páginas

Lo mejor de “Fantasy & Science Fiction”

04Recopilación que incluye los seis primeros números monográficos de la revista “Fantasy & Science Fiction”, en los que se rinde homenaje a importantes escritores de ciencia ficción.

Así, encontramos relatos de Theodore Sturgeon (septiembre 1962), Ray Bradbury (mayo 1963), Isaac Asimov (octubre 1966), Fritz Leiber (julio 1969), Poul Anderson (abril 1971) y James Blish (abril 1972).

Cuando hay interés, cuando hay amor. Aquí Sturgeon elabora una historia basándose en una loca y remota posibilidad científica: la clonación a partir de células cancerígenas, que actuarían como “embriones”. Un ejemplo de lo que se puede llegar a conseguir si mezclas amor y dinero, mucho dinero.

El abismo de Chicago. Un precioso ejemplo del genio de Bradbury, en el que un superviviente de una gran guerra se rebela contra el olvido impuesto, en una cruzada por recuperar la humanidad perdida.

La llave. Una trama clásica del gran Asimov, con artefacto alienígena incluido y una hisotria paralela muy inquietante sobre un colectivo que aboga por una solución radical a la superpoblación de nuestro planeta.

Nave de sombras. En el que es, quizás, el ejemplo de narración más consistente de toda la colección, Fritz Leiber acompaña al lector por los pasillos de una nave misteriosa, con gatos parlantes, drogas y bebidas de nombres evocadores

La reina del aire y la oscuridad. Novela corta de Poul Anderson, que narra el encuentro tardío entre colonos humanos y nativos de un lejano planeta que han evolucionado primando sus capacidades “ilusionistas”.

Siglo de pleno verano. Muy interesante propuesta de Blish en la que la conciencia del protagonista se ve lanzada 23.000 años en el futuro para terminar atrapada en el cerebro de una especie de líder que ha sido despojado de sus funciones. Un futuro que parece adivinado por Hitchcok y sus pájaros.

Después de cada relato, encontramos un breve comentario sobre los autores a cargo de compañeros o amistades del escritor en cuestión, jugosas anécdotas para redondear una estupenda recopilación de historias de estos grandes maestros del género.

Título: “Lo mejor de ‘Fantasy & Science Fiction’”

Autor: Varios Autores

Ed. Martínez Roca, Superficción, nº 4.

1962-1974 (edición 1976)

305 páginas

El Cerebro Verde

28En Brasil, las autoridades luchan por regenerar sus espacios naturales, infestados de nuevas especies de insectos que llegan incluso a amenazar a la población. Han alcanzado un nivel más en su evolución: el Cerebro Verde coordina y acumula información suficiente para dominar la ecología del planeta.

Frank Herbert, el conocidísimo autor de una de las sagas más reconocidas de la literatura de ciencia ficción, Dune, se mete de lleno en la rama ecológica del género con esta pequeña pero interesante novela.

Ambientada en Brasil, El Cerebro Verde narra la lucha de un grupo de guerrilleros, los bandeirantes, que se encargan de controlar la expansión de las zonas tomadas por los insectos. Pero no son estos sus únicos enemigos; la burocracia y los intereses políticos hacen de su lucha un asunto más complejo.

En tan breve número de páginas es difícil profundizar en los personajes y además conseguir el desarrollo de la trama principal. Pero Herbert hace que todo quede más o menos atado y crea una historia que es convincente. Se echa de menos algo más de detalle en la descripción del personaje protagonista de la historia, el propio cerebro verde. No tenemos una explicación de ese salto evolutivo hacia una supercolonia de distintas especies de insectos, ni tampoco una reseña sobre las capacidades impresionantes que muestra, como la imitación de otros organismos complejos.

Aún así, es un acercamiento válido al eterno terror que siente el humano hacia los artrópodos y la dificultad de entendimiento en el hipotético caso de enfrentarnos a otra especia inteligente, tanto si es alienígena o nativa, como es el caso.

Título: “El Cerebro Verde”

Autor: Frank Herbert

Ed. Martínez Roca, Superficción, nº 28.

1966 (edición 1978)

156 páginas

El fin de la Eternidad

26     Andrew Harlan tiene la función de Ejecutor en la Eternidad. Es uno de los encargados de realizar sutiles cambios que crearán reacciones en cadena para que la Realidad sigua un curso pacífico y libre de sufrimientos para la humanidad. Miles de mentes de todos los tiempos trabajan para ese fin, aislados de la historia, generando innumerables cambios de realidad, encauzando el destino de la especie. Una labor que ahora puede estar en peligro por una fuerza que es capaz de de rebasar incluso las fronteras temporales y acabar con la Eternidad: el amor.

 

Esta novela de Isaac Asimov contiene todos los elementos que han definido la ciencia-ficción durante su evolución: especulaciones sobre los avances científico-tecnológicos y su efecto sobre la sociedad y el individuo, una historia ágil que atrapa desde el principio, descripciones de otros mundos (en este caso las distintas épocas futuras de nuestra civilización), un personaje principal que ostenta una gran responsabilidad y que tiene en su poder la opción de cambiarlo todo,… Resumiendo, es una gozada para el amante de la ciencia ficción clásica.

     Harlan no es el protagonista prepotente y “machito” que tanto abunda en la ciencia ficción de esas décadas. Asimov inyecta humanidad en el personaje, derramando sobre él dudas, celos, pasión e inseguridad. No es un anti-héroe, pues tiene cualidades suficientes para marcar la diferencia; es un elegido, pero eso no lo despoja de su carnalidad, y se nos presenta como otra marioneta del destino que, gracias al amor, es capaz de cortar las cuerdas que lo manejan.   Nota: se debe aclarar que eso del “amor que rebasa dimensiones” aquí es simplemente una metáfora, no una mistificación hortera como vimos hace poco en Interestelar…

El personaje femenino, Noys, que supuestamente procede de un siglo liberal en sus costumbre, no está tan definido. En cierto modo parece que simplemente era necesaria como disparador del cambio a través de la obsesión de Harlan por ella. Es la única pega, junto con un final “made in Hollywood”, que le puedo poner a este magnífico libro.

No hay que olvidar la maestría con la que Asimov trata un tema tan complejo como el del viaje en el tiempo y sus paradojas. Según transcurre la trama, el lector no tiene ningún problema para situarse entre las breves explicaciones y especulaciones científicas sobre esa hipotética Eternidad, un lugar fuera del tiempo. Ahí es donde se parecia la madera de divulgador del estadounidense, que, esta vez, no desborda al lector con datos, dejando que la acción suceda sin más. Eso sí, aderezada con una interesante reflexión sobre las implicaciones morales que se deriva del uso de una tecnología tan avanzada que modifica lo más íntimo de la propia realidad y del ser humano.

Un buen ejemplo, en definitiva, de lo que ha hecho de Asimov uno de los escritores imprescindibles del género.

 

Título: “El fin de la Eternidad”

Autor: Isaac Asimov

Ed. Martínez Roca, Superficción, nº 26.

1955 (edición 1977)

276 páginas

Mercader de Inteligencia

29Dorsey, propietario de una compañía farmaceútica, intenta evitar la quiebra con un nuevo producto que reactiva la memoria. Casado con una mujer alcohólica y padre de un hijo adolescente con discapacidad intelectual, consigue encontrar una fórmula que aumenta la inteligencia de la mitad de los hamsters de estudio, matando a casi todos los restantes y dejando a un pequeño porcentaje en su nivel previo de coeficiente intelectual. Antes de continuar el experimento con monos, decide correr el riesgo inoculando la sustancia asu hijo, e incluso a sí mismo.

Con un claro parecido a Flores para Algernon (al que incluso menciona al principio de la narración, como si hubiera sido escrito por la mujer del protagonista, Liza), John Boyd intenta amplificar la idea de los efectos de la super-inteligencia analizando las implicaciones sociales del hecho.

El principal problema de este libro es que no consigue un análisis atractivo del asunto. La fuerza se le escapa por la insistencia en Dorsey, el protagonista, creador del compuesto que dota de capacidades de superhombre a su hijo, Marlon, al que despacha a mitad del libro mandándolo lejos y que sólo queda como sombra, perdiéndose el lector las últimas fases de su transformación.

Ese interés por Dorsey, que, como pasa en tantos libros del género en esta época,  por desgracia, es lo que hoy consideraríamos un impresentable machista y homófobo, arruina la novela. ¿Tiene un hijo que pasa de retrasado mental a ser la primera superinteligencia del planeta y sólo le preocupa que pueda ser homosexual? En los años 70 es posible que ese hecho fuera considerado como anécdota. Incluso hoy no habría problemas en incluir un personaje así: es sólo un personaje. Pero cuando, además, en la trama se cuelan cosas como el maltrato por parte del autor a Liza, la mujer del protagonista, a la que neutraliza de un plumazo obsequiándole con una esquizofrenia; o una jovencita italiana, alegoría de lo que el autor (perdón, el protagonista…) considera una mujer 10 y que, más que un ser humano, es un regalito para calmar la libido del protagonista; colegios para superdotados que cuentan con sexólogas que se follan a los aspirantes a alumno… Todo eso y la constante preocupación por la testosterona del protagonista, termina dilapidando la temática original de la novela.

El Algernon de Keyes, escrito más de una década antes, es infinitamente más interesante y conmovedor que esta novelita que se derrumba tras un par de capítulos. No le interesa la super-inteligencia ni sus implicaciones morales y sociales lo más mínimo. Sólo le importa que su protagonista termine follando con la “jovencita-regalo”, para lo cual realiza un giro argumental en las últimas páginas que da vergüenza ajena.

El tiempo no ha tratado bien a esta novela y se lo merece. Prescindible de cabo a rabo, y no porque contenga un protagonista machista y homófobo. Eso no tendría mayor importancia si no afectara de manera tan clara a la trama; la hunde y la ahoga entre rancios convencionalismos. Ya que me he propuesto revisar los libros de la colección, al menos este es cortito…

 

Título: “Mercader de Inteligencia”

Autor: John Boyd

Ed. Martínez Roca, Superficción, nº 29.

1972 (edición 1977)

192 páginas

Los Cerebros Plateados

cp     Los escritores se rebelan: quieren volver a escribir. La ficción se ha vuelto automática; máquinas redactoras se encargan de elaborar las más diversas historias y los humanos “autores” han sido relegados a un papel meramente ornamental, disfrazados como antiguos autores de renombre, únicamente revisan el trabajo de las redactoras. Si quieren volver a ser protagonistas de la creación literaria, no queda otro remedio: hay que destruirlas. Pero el oficio de escritor no es fácil y sólo frases inconexas surgen de sus perezosas cabezas. La editorial Rocket House tiene un as en la manga, una medida desesperada: los cerebros plateados.

Redactada e imaginada como una broma sobre el mundo editorial, “Los cerebros plateados” no deja el agradable sabor del buen sarcasmo. Demasiado confusa, sin un personaje realmente sólido, ni tan siquiera el metálico robot Zane. Absurdos personajes son obligados a transitar por una trama de aparente complejidad que estructura la sátira.

Durante toda la lectura, uno tiene la sensación de estar reviviendo un episodio de Futurama, pero sin Bender… Mejor dicho: parece una comedia romántica con Calculón como protagonista de voz engolada, de esas que hacían las delicias del robot gamberro de Groening.

Una obra menor que no termina de cumplir las expectativas iniciales, entretenida a ratos, pero poco convincente que, además, no ha soportado nada bien el paso del tiempo.

 

Título: “Los cerebros plateados”

Autor: Fritz Leiber

Ed. Martínez Roca, Superficción, nº 8.

1961 (edición 1976)

190 páginas