Categoría: Discos

The SuperMoon Made Me Want To Pee

Se me pasaba este vídeo, que tiene ya unos meses, de una de las canciones del Heady Fwends. Animación apocalíptica para una excelente canción:

 

The Flaming Lips and Heady Fwends

Nueva entrega de las alucinaciones neo-psicodélicas de los de Oklahoma.

“The Flaming Lips and Heady Fwends” es un recopilatorio de las colaboraciones del grupo en estos dos últimos años, después de que terminara su contrato con Warner Bros, que podían encontrarse en numerosos ep’s y ediciones especiales. Colaboraciones con gente tan dispar como Bon Iver, Yoko Ono, Nick Cave o Erykah Badu.

Tras una primera escucha, se advierte el toque “embryonic”, que ya supuso una vuelta a los sonidos más crudos de la psicodelia de su primera época. Ahora, acompañados por músicos de distinta procedencia, algunos consagrados, otros no tanto, han conseguido de nuevo una colección cohesionada, sin fisuras y muy potente, a pesar de lo ecléctico de los colaboradores. Toda una sorpresa para los fans que, por supuesto, ha tenido su broche estrambótico con una edición al nivel de sus calaveras de gominola: Una serie limitada (limitadísima…) de vinilos transparentes con un líquido rojo en su interior que, sí, es sangre de los propios Flaming Lips y de algunos de los colaboradores del disco:

 

2012 (You Must be Upgraded), con Ke$ha, Biz Markie y Hour of the Time Majesty 12. ¿Que se acaba el mundo? Pues vale, lo que tú digas. Yo me actualizo y punto; y mientras tú te preocupas y sufres, yo lo disfruto. Más o menos es lo que nos viene a decir esta potente y corrosiva canción, preludio de la fuerza de todo el álbum.

Ashes in the Air, con Bon Iver. Como confiesa Wayne, no se encontraron en ningún momento, todo consistió en intercambio de archivos. Una canción post-apocalíptica, en línea con la anterior. “Tú y yo estamos en el mismo hoyo; tú sueñas con maneras de salir y yo me acostumbro al frío”. Dream pop distorsionado.

Helping the retarded to know God, con Edward Sharpe y The Magnetic Zeros. El “retrasado” al que se refiere la canción es el propio Wayne, en referencia a una anécdota de infancia con una chica con síndrome de Down, y cómo ésta le enseñó la empatía y la autoconfianza.  “Podemos oír cómo se ríen de nosotros, juzgándonos a cada momento. Me gustaría ser como tú, que no les haces ni caso”. Dream pop des-distorsionado.

SuperMoon Made Me Want to Pee, con Prefuse 73.  Canción de los Flaming Lips, pasada por el tamiz cósmico de Prefuse 73 (Guillermo Scott Herron). Parece que muchos amigos del grupo comentaban que la visión de la SuperLuna (que se da cada 18 años, aproximadamente, cuando la Luna se encuentra en el perigeo, su punto más cercano a la tierra y además está llena) les hizo sentir ganas de orinar. Una muestra de Power Pop psicodélico que hace de esta canción una de las más recomendables del disco por su potencia y deshinibición.

Children of the Moon, con Tame Impala. Una canción sobre el amor cósmico, en una especie de buenrrollismo hippie, cantada por Tame Impala. Muy distorsionada y, para mí, un momento de bajón que no le viene muy bien al disco, pero no está nada mal.

That Ain’t my Trip, con Jim James de My Morning Jacket. Una potentísima guitarra muy distorsionada, con unos coros bastante “zaireekianos”, para despertarnos de la anterior.

You, Man? Human???, con Nick Cave. Una especie de viaje con ácido hecho canción, con Nick Cave gritando una letra sin sentido acerca de piscinas y tijeras de podar. Muy potente, preludio paranoico del siguiente viaje lisérgico.

I’m Working at NASA on Acid, con Lightning Bolt. Probablemente las dos cosas más flipantes para alguien que es capaz de meter sangre en un vinilo: trabajar en la NASA puesto de ácido. Psicodelia del siglo XXI en estado puro. Si esto lo escucharan los Mayas, dirían: “¿Veis? El mundo tal como lo conocemos se ha terminado”. Estructurada en tres movimientos, separados por un “one, two, three, four” recitado por un gnomo, una grandiosa canción en la que lo más pequeño se fusiona con lo más grande: “Le preguntaré al insecto cómo vuela. Le preguntaré otra vez: ¿Siente dolor cuando muere?”

Do It!, con Yoko Ono/Plastic Ono Band. La fluxus debía estar en su salsa haciendo esta colaboración a distancia. Simplemente, ¡Hazlo! Toda la filosofía de la banda de Oklahoma en una sola frase desgañitada por una de las protagonistas del arte del siglo XX.

Is David Bowie Dying?, con Neon Indian. Pues parece que no, que no se está muriendo, que está haciendo de padrazo, pero supongo que el título se refiere a otra cosa, quizás a la muerte de una manera de hacer música, no lo sé. La letra trata sobre alguien que se separa de su funda carnal y se dirige hacia los mortales rayos del sol. Si tuviera que relacionarlo con Bowie, sería con el “Hours”, que es un disco realmente triste y deprimente. Otro momento de bajón en la línea del álbum, este no tan discutible como “Children of the moon”.

The First Time Ever I Saw Your Face, con Erykah Badu. Una preciosa canción que cantaba Roberta Flack y que alcanza cotas de belleza inigualables en esta versión. Una maravilla que ya tiene video polémico:

La primera vez que ví tu cara, pensé que el sol amanecía en tus ojos, y que la luna y las estrellas eran regalos que tú habías donado a la oscuridad y a los cielos infinitos. La primera vez que besé tu boca, sentí la tierra moverse en mis manos, como el corazón tembloroso de un pájaro cautivo. La primera vez que me acosté contigo, sentí tu corazón tan cerca del mío, y supe que nuestra alegría llenaría la tierra y duraría hasta el final de los tiempos, amor mío.

Un vídeo crudo que encaja a la perfección con la obsesión vaginal de Wayne Coyne aderezada con un mal viaje de ácido lleno de sangre y semen. Visualmente es de lo mejor que han hecho en su carrera.

Girl, You’re So Weird, con New Fumes. O cómo hacer una canción a partir de la anécdota de una pareja que se sienta en el baño a ver cómo orina el otro. Después de la maravilla anterior, aparece como el principio del epílogo que finaliza con la última canción del disco.

Esta canción también tiene un video, menos impactante que el anterior, pero que sigue con esa obsesión por el cuerpo femenino. También hecho entre amiguetes en el garaje, al más puro estilo Flaming Lips, el resultado es más dudoso estéticamente.

 

Tasered and Maced, con Aaron Behrens de Ghostland Observatory. Violencia policial a través de una historia contada por Aaron, cantante de Ghostland Observatory, para cerrar un disco excelente.

 

Resumiendo: Muy notable vuelta de los de Oklahoma, que siguen llevando al límite su filosofía, incorporando sangre fresca (nunca mejor dicho…) a su visión del rock.

Death Grips – The Money Store

Lo primero que escuché de este grupo de Sacramento, Death Grips, tiene mucho que ver con los pensamientos que a muchos nos rondan por la cabeza estos últimos meses. Fue “Guillotine“, de “Exmilitary”, una maqueta distribuida por Internet. Además del nombre de la canción, tan adecuada en estos tiempos que corren, lo que realmente atrajo mi atención fue el vídeo, sencillo, rozando lo cutre, con una sola toma adobada con after effects:

 

Desde el primer momento me enganchó ese minimalismo distorsionado, los berridos, la saturación de la grabación y en un par de días ya estaba perdido. Seguí con “Takyon (Death Yon)”, y su excelente video, de nuevo sin complejos al usar filtros:

Y, otra vez, los gritos y la saturación acompañada de sonidos electrónicos, industriales, urgentes y rabiosos (y quiero decir rabiosos de espuma en la boca y sangre infectada).

Varios meses después, Death Grips han editado su primer disco oficial, “The Money Store”, y creo que ya se puede calificar de uno de los descubrimientos del año. Más elaborado que su anterior “maqueta”, conserva la rabia y los ritmos enfermizos, ese “flow” tan extraño del cantante, que hace difícil calificar de hip-hop su música.
Hablando con algunos compañeros, melómanos extraños, encontré que no terminaban de hacerme caso cuando les recomendé a este grupo; decían que esto se había hecho ya, esa fusión del rap y el metal con toques de industrial y electrónica (y lo decían, por cierto, un poco asustados por mi entusiasmo). No obstante, sigo en mis trece, y creo que no estamos ante un grupo de “rap-metal-industrial”; es, simplemente, otra cosa, y la diferencia, entre otras, está en la producción, que consigue transmitir la depravación de sus letras, la paranoia de nuestra vida con una fuerza increíble.

Quizás lo que más me sorprende de este disco es lo potencialmente comercial que puede llegar a sonar, a diferencia del anterior. No sé si “ExMilitary” es más “puro” (y entiéndase “puro” como sinónimo de bestia), pero “The Money Store” es, simplemente, acojonante. Siguen sangrando los oídos, pero puedes quedar enganchado como un adolescente con su ídolo del momento. Me descubro tarareando los riffs a cada momento, cantando eso de “bitch pleeeeaaaase, you must be smoooooking roooocks” en cualquier parte (de nuevo, caras de susto de mis compañeros, que creo que ya me imaginan cogiendo una recortada y disparando a los cantamañanas que nos rodean, o a los mentirosos que nos hunden).

Gran parte de las letras son muy violentas, algunas casi incomprensibles, muy surrealistas, pero todo cuadra. Una obra de arte capta su momento, retrata el contexto, y el nuestro es un momento de rabia, indignación, paranoia y saturación de datos. Entonces este disco podría calificarse como verdadera obra de arte que atesora la inmensa podredumbre en la que hemos caído como individuos y como sociedad. Por eso este disco quedará como muestra de lo que es este 2012 apocalíptico.

En cuanto al aspecto visual, la portada nos dice bastante, pues es una imagen “incómoda”, al igual que su predecesora:

“Exmilitary”

“The Money Store”

En cuanto a los videos, a pesar del aspecto “hecho en casa” que poseen, también me parecen uno de los grandes aciertos del proyecto de los de Sacramento. Ahora algo más trabajados, no dejan de usar los filtros, de manera tan descarada que, en vez de restar, suman validez a la propuesta visual.

Como muestra, tres botones: “Get Got”, primer single (a veces el señor VEVO pone un anuncio antes, paciencia)


“The Fever (Aye Aye)”, ciertamente enfermiza, y una de mis preferidas después de varias escuchas:


Y “I’ve seen footage”, inolvidable y la clave para entender el disco; exceso de información visual (“He visto imágenes, quedo paranoíco, he visto imágenes”), una de las enfermedades de nuestra época.


Este no es el tipo de música que suelo escuchar: un chico más bien “pop” que suspira con canciones de los Magnetic Fields, o se divierte con la friki-psicodelia de los Flaming Lips, o tiene sus momentos guarros con Barry White y depresivos con los Smiths, pero no sé si la radicalización se está extendiendo y yo ya me he infectado. Después de unos minutos leyendo las noticias, este disco se vuelve liberador, y escucharlo siempre será mucho mejor que coger una recortada, por muchas ganas que se tenga. Felices pesadillas.

Found a Star in the Ground

Pues sí, The Flaming Lips han encontrado una estrella en el suelo y para celebrarlo han grabado una canción de…

¡¡¡¡¡¡6 horas!!!!!!

Es uno de esos proyectos experimentales de grabación del grupo de Oklahoma, esta vez justificado por una obra benéfica, ya que los fans que han aportado 100 dolares pueden oir su nombre durante la canción. El dinero recaudado ha ido a parar a la Central Oklahoma Humane Society y a la Academy of Contemporary Music en la University of Central Oklahoma.

No es la canción más larga de la historia, por si se lo estaban preguntando, que bizarradas hace ya mucho tiempo que se hacen (no hay que olvidarse del precedente de Satie con sus Vexations) y existen composiciones que duran años e incluso siglos que se están interpretando en estos momentos, pero quizás sea la canción editada de más duración. Si alguien se atreve, aquí están los 360 minutos de canción:

The Flaming Lips – Found a Star on the Ground [Part One of Three] by Slow•Nerve•Action 3

The Flaming Lips – Found a Star on the Ground [Part Two of Three] by Slow•Nerve•Action 2

The Flaming Lips – Found a Star on the Ground [Part Three of Three] by Slow•Nerve•Action

La canción se ha publicado junto con otras dos (de longitud convencional) en una edición especial, el Strobo Trip, que es un juguetito pensado para dar horas y horas de satisfacción. Lástima que este EP no ha salido a la venta oficialmente, porque es la bizarrada con la que sueña cualquier fan de los Flaming Lips.

Estas son las otras dos canciones, con imágenes del aparato en funcionamiento:

Butterfly, How long it takes to die?

Evil Minds

Es inevitable considerar este experimento una suerte de continuación de zaireeka, y, de hecho, el grupo sigue con la idea de experiencias simultáneas, de sonidos que el propio oyente tiene que mezclar por su cuenta, como demuestra otro experimento en el que están trabajando, Two Blobs Fucking, una serie de videos en youtube para escuchar y visualizar simultáneamente:

Dog Man Star

Y… no pude resistir la tentación, lo que me suele pasar cuando paso por la FNAC. Así que compré la edición especial de uno de mis discos favoritos, el “dog man star”, segundo álbum de estudio de Suede.

Después del tremendo bombazo de su primer disco “Suede”, tenían difícil superar uno de los mayores éxitos de público y crítica del pop inglés de los 90. Y, quizás fruto de la tensión debido a las expectativas, o, más bien, por un asunto de egos encontrados, el del cantante, Brett Anderson, y el guitarrista, Bernard Butler, este último abandonó la banda antes de finalizar la grabación de “dog man star”. No obstante, hay que decir que el disco cumple con las expectativas. Más maduro que su álbum de debut, pero con un sonido característico. Dice Brett Anderson:

El disco fue concebido como una larga canción de amor; un lamento por el amor perdido y una vida que se parte, una mirada al frío mar de plástico del mundo moderno; cajas registradoras y alienación, pornografía y soledad, el grito de los desposeidos, el solitario zumbido de la nada

Siempre he pensado que Suede se movían en el filo de la navaja, entre lo épico y lo hortera, y este disco consigue mantener el punto justo entre el exceso glam y la sobriedad y oscuridad de los 90.

Acompaña en esta edición al disco original unas cuantas demos de estudio, versiones inéditas y las caras B de los singles, que merecen ser recordadas. Recuerdo comprar el CD single de “The Wild Ones”, en el que aparecían “The Killing of a Flash Boy” y “Whipsnade”, con las que pasé una buena temporada molestando a compañeros de piso y vecinos a mediados de los 90, cantándolas a voz en grito (ya no hago esas cosas, ahora soy un ciudadano responsable…). También encontramos un DVD con entrevistas y actuaciones en directo, además del video promocional de “Stay Together” (canción que no está en ningún álbum, que apareció como single antes de “dog man star”).

Cuando uno es un adolescente, confuso sexualmente, necesitas canciones como estas. En los 70 tenían a Bowie (icono bisexual), en los 80 a The Smiths (Morrissey como estereotipo del homosexual que descubre que su vida es una mierda), y en los 90 tuvimos a Suede (¿Qué importa tu orientación? Sólo queremos alguien que nos ame para luchar juntos contra el mundo). Es muy agradable volver a escuchar estos himnos a la confusión de nuestro complicado mundo, recordar a Brett Anderson moviéndose como una serpiente a escasos metros de mi cabeza en Benicassim, gritando como un poseso estas canciones.

Pero mejor escuchar algo de esta espléndida obra maestra. Del disco oficial, “The Asphalt World”:

“Y así es como uno se siente cuando el sexo se vuelve cruel”

Una de las caras B, “The killing of a Flash Boy”:

“Piensa en el mar mientras me asesinas”

At War With The Mystics

Cuatro años después de su disco de mayor éxito, “Yoshimi Battles the Pink Robots”, los de Oklahoma editan este “At war with the mystics” en el año 2006. En él continúan la evolución del sonido logrado en sus dos trabajos anteriores, con un resultado ecléctico, difícil de clasificar, pero muy inclinado hacia el power-pop.
Creada en un momento político decisivo (durante el segundo y conflictivo mandato de la administración Bush), con una sociedad estadounidense cada vez más crítica con las decisiones de su gobierno, sobre todo respecto a la invasión de Iraq, esta obra nos remite a ese desencanto con la política y el poder.

El propio título, “En la guerra con los místicos”, parece hacer alusión a ese clima de impotencia ante actuaciones que son difíciles de comprender por la ciudadanía; Más aún el primer single del disco “The Wand”, en el que reclaman (aunque sea metafóricamente) la soberanía del pueblo. Así, estamos ante un disco que, a su manera psicodélica y creativa, es el más comprometido de la banda.

De nuevo nos encontramos con la producción de Dave Fridmann, como siempre compleja y preciosista, repleta de sonidos, y que todavía conserva los hallazgos de la época del “Zaireeka”.

La primera canción del disco, “The Yeah Yeah Yeah Song”, es un buen ejemplo del power-pop al que apunta todo el disco. En palabras de Wayne Coyne:

“El poder en manos de gente no preparada es muy peligroso…”

Básicamente es una crítica al poder y a nuestros gobernantes, pero a través de una pregunta al oyente “¿Qué harías tú en su lugar?”; pregunta que no intenta justificar la posición del poderoso, sino igualarlo y demostrar que simplemente es una persona, no un dios, y que cometerá errores.

“Free Radicals” continúa con la crítica: “You think you’re radical, but you’re not so radical, in fact you’re fanatical”. Crítica al fanatismo en general, al que lleva a suicidarse con una bomba, o al que lleva a una guerra por mantener el poder.

“The Sound of Failure / It’s Dark… Is it Always this Dark” trata sobre la inevitable experiencia de perder algún ser querido, de cómo enfrentarse a esa oscuridad. En la frase “Go tell Britney, go tell Gwen”, se está refiriendo a Britney Spears y Gwen Stefani, como modelo del optimismo forzado y como de cuento de hadas que transmiten, no sólo ellas, sino el pop comercial en general. El epílogo instrumental de la canción es todo un acierto triste y misterioso.

Quizás “My Cosmic Autumn Rebellion” es una respuesta a la anterior pregunta, en la que el protagonista adopta un optimismo realista que no rechaza lo negativo de la vida, el otoño que lleva a la muerte, sino que lo afronta, rebelándose en este caso contra los agoreros y los que “sólo ven la puesta del sol, no el amanecer”. Para mí esta es la canción más “Yoshimi” del disco, una evolución lógica del sonido del anterior trabajo.

“Vein of Stars”, de nuevo otro arrebato existencialista que termina justo en el lado contrario, en un canto a las estrellas, que no parecen tener ningún destino maravilloso para nosotros, pero que seguimos admirando y que nos siguen fascinando.

“The Wizard Turns On…”, único tema instrumental, una improvisación repleta de ecos, distorsiones y efectos varios, con un toque de ciencia ficción muy marcado. Esta canción ganó un grammy a la mejor interpretación de rock instrumental

“It Overtakes Me /The Stars are so Big… I am so small… Do I Stand a Chance?”. Wayne comenta en las notas del CD:

A veces hago un sencillo truco de compositor y me imagino que compongo para otra persona y, en esta canción ese alguien era Gwen Stefani… Me la imaginaba cantándola y me imaginaba que tipo de producción saldría. Al principio, cuando estaba pensada para la señorita Stefani, llamé a la canción “Me gusta masturbarme y pensar en el espacio exterior”… y todavía pienso que si la cantara ella, sería un buen nombre… Pero imaginarme a mí, un hombre de 45 años con barba y canas masturbándome es… bueno… desagradable… De todos modos la canción terminó tratando sobre esos accesos de pánico que tengo al contemplar la “realidad cósmica”, el hecho de que la Tierra está flotando en un vasto e interminable mar de infinita negrura

La segunda parte de la canción es realmente gloriosa. Es extraño como algo tan bonito pudo surgir de una tontería como la que cuenta su compositor, pero así es la creatividad (y, por cierto, a mí no me parece tan desagradable imaginarme a un barbudo cuarentón masturbándose,y supongo que no soy el único/la única al que le pasa, así que, Wayne, no te minusvalores…). Además, el contraste entre los tres primeros minutos, absurdos, un poco tontos y facilones, y la solemnidad tranquila y esperanzadora del final es uno de los aciertos. Sin duda una de las canciones más interesantes del disco.

“Mr. Ambulance Driver”; después de ese momento de romanticismo y de éxtasis ante el universo, una canción grandiosa, rescatada de una banda sonora (de la película “The Wedding Crashers”), y en la que un superviviente de accidente en el que ha muerto una mujer (¿su mujer, su novia, un familiar?) relata su pena al conductor de la ambulancia (¿un sacerdote…?): “Señor conductor de ambulancia, estoy aquí junto a ella, y, aunque estoy vivo, de algún modo me he dado cuenta, señor conductor de ambulancia, de que no soy realmente un superviviente, y que desearía ser yo el que no se va a quedar aquí”

“You haven’t got a clue”, es, sin duda, la canción más extraña del disco y que parte de un “borrador” de canción de Greg Kurstin, compositor pop que ha escrito canciones para numerosos grupos.

Esta canción trata sobre ese tipo de persona que todos conocemos y soportamos (no mencionaremos nombres). Culpan a todo el mundo, excepto a ellos mismos, de todos sus problemas, de los que parecen tener un suministro constante. Si sufren, tú sufres más… Ya sabéis de lo que estoy hablando.

Uy, no lo sabes tú bien, Wayne.

“The W.A.N.D”, primer single del disco, power-pop en su estado puro, es una verdadera maravilla. No deja de ser una imagen algo patética, esa de tener una varita mágica que te aporta confianza en tí mismo, pero cuando uno ve lo que hay ahí fuera, al menos te ayuda a seguir adelante: “Tengo un truco, una varita mágica que los hará caer a todos. Ahora tenemos el poder, hijos de puta, porque es donde tiene que estar”
“¿Por qué no pueden ver que no es poder, sino codicia, el hecho de querer más y más”
.

Definitivamente una bonita canción que deberían escuchar muchísimos de nuestros políticos y banqueros (hasta que les reviente el cerebro, si es posible…)

Esta canción llegó a tener cierto éxito, sobre todo debido a un anuncio que la utilizaba (creo recordar que era de DELL)

“Pompeii am Götterdämerung”
. Una deliciosa canción con referencias PinkFloydianas, no sólo en el título, pues no deja de recordarme un poco a “One of these days”, compositivamente y en la instrumentación. Me da la sensación que es una especie de homenaje. Como curiosidad, es la primera canción del grupo en la que Steven Drozd interviene como cantante principal.

“Going On”, que en las primeras escuchas podía parecer un final algo decepcionante después de ese “ocaso de los dioses” de la anterior canción, pero que es probablemente una de las mejores del disco. Si en “Pompeii am Götterdämerung” había referencia wagneriana, al menos en el título, en esta comentan que la melodía principal está ligeramente basada en la novena sinfonía de Mahler.

Esta canción lanza una profunda mirada al sufrimiento y a los secretos poderes de curación al deslizarte por el espacio y el tiempo… Cómo el sufrimiento, de algún modo, se calma con la simple… aceptación…

En resumidas cuentas, después de dos de los discos más influyentes del pop independiente, este trabajo, muy esperado, no decepciona en absoluto. Un trabajo casi redondo en todos los sentidos.

Aquí os dejo un par de ejemplos:

The W.A.N.D. (sin el “mother fucker”, claro, que es un video oficial y ya sabeis lo hipócritas que son en la televisión americana)

Pompeii am Götterdämerung