Dog Man Star

Y… no pude resistir la tentación, lo que me suele pasar cuando paso por la FNAC. Así que compré la edición especial de uno de mis discos favoritos, el “dog man star”, segundo álbum de estudio de Suede.

Después del tremendo bombazo de su primer disco “Suede”, tenían difícil superar uno de los mayores éxitos de público y crítica del pop inglés de los 90. Y, quizás fruto de la tensión debido a las expectativas, o, más bien, por un asunto de egos encontrados, el del cantante, Brett Anderson, y el guitarrista, Bernard Butler, este último abandonó la banda antes de finalizar la grabación de “dog man star”. No obstante, hay que decir que el disco cumple con las expectativas. Más maduro que su álbum de debut, pero con un sonido característico. Dice Brett Anderson:

El disco fue concebido como una larga canción de amor; un lamento por el amor perdido y una vida que se parte, una mirada al frío mar de plástico del mundo moderno; cajas registradoras y alienación, pornografía y soledad, el grito de los desposeidos, el solitario zumbido de la nada

Siempre he pensado que Suede se movían en el filo de la navaja, entre lo épico y lo hortera, y este disco consigue mantener el punto justo entre el exceso glam y la sobriedad y oscuridad de los 90.

Acompaña en esta edición al disco original unas cuantas demos de estudio, versiones inéditas y las caras B de los singles, que merecen ser recordadas. Recuerdo comprar el CD single de “The Wild Ones”, en el que aparecían “The Killing of a Flash Boy” y “Whipsnade”, con las que pasé una buena temporada molestando a compañeros de piso y vecinos a mediados de los 90, cantándolas a voz en grito (ya no hago esas cosas, ahora soy un ciudadano responsable…). También encontramos un DVD con entrevistas y actuaciones en directo, además del video promocional de “Stay Together” (canción que no está en ningún álbum, que apareció como single antes de “dog man star”).

Cuando uno es un adolescente, confuso sexualmente, necesitas canciones como estas. En los 70 tenían a Bowie (icono bisexual), en los 80 a The Smiths (Morrissey como estereotipo del homosexual que descubre que su vida es una mierda), y en los 90 tuvimos a Suede (¿Qué importa tu orientación? Sólo queremos alguien que nos ame para luchar juntos contra el mundo). Es muy agradable volver a escuchar estos himnos a la confusión de nuestro complicado mundo, recordar a Brett Anderson moviéndose como una serpiente a escasos metros de mi cabeza en Benicassim, gritando como un poseso estas canciones.

Pero mejor escuchar algo de esta espléndida obra maestra. Del disco oficial, “The Asphalt World”:

“Y así es como uno se siente cuando el sexo se vuelve cruel”

Una de las caras B, “The killing of a Flash Boy”:

“Piensa en el mar mientras me asesinas”

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