Hear It Is
Editado en 1986, Hear It Is es el primer larga duración del grupo de Oklahoma. En este disco empiezan a alejarse de la escena hardcore para adentrarse en melodías reconocibles, más cercanos a su meta de lograr una especie de punk lisérgico que provocase una confrontación psicológica en la mente del oyente. El mismo título, Hear It Is, que pronunciado suena a Here It Is (“aquí está”), sustituyendo el “aquí”, por “escucha”, o títulos como “Staring at sound” (Mirando fijamente al sonido, como ese ojo antinaturalmente abierto de la contraportada) ya hacen referencia a las sinestesias típicas de los alucinógenos.
Este es el primer disco en el que Wayne Coyne canta todas las canciones, aunque algunas estaban compuestas para ser cantadas por su hermano. La voz de Wayne es puro ácido en sí misma, llena de gallos, salidas de tono, como si se estuviera escuchando a través de un filtro distorsionador. Esa voz ha sido y sigue siendo clave para identificar el sonido Flaming. Gracias a ella consiguen en cierto modo lo que pretenden, que es conseguir un sonido nuevo, que no desdeña ninguna influencia, ni el hardcore, ni el punk, ni la psicodelia, ni las melodías pop. De hecho, el disco tiene algunas canciones potencialmente comerciales. Sin ir más lejos el “With You” con el que comienzan y terminan el disco (un detalle muy de rock progresivo, por cierto). Siguen con ese toque gótico (el bajista, Mike Ivins, luce un cardado digno de Robert Smith en la portada), en algunos momentos siniestro, aunque no tanto como en su primer EP.
Una seña de identidad de este disco es el tema de las drogas. Aparece en varias canciones, como en “Unplugged“, y lo curioso es que no glorifican el consumo. Utilizan las drogas, pero no olvidan los problemas y las consecuencias, y creo que siempre han mostrado coherencia en este asunto. Si quieres consumir, consume, pero no te olvides del mundo real. Abre tu mente, pero no dejes que el cerebro se pudra al aire.
Sobre drogas y religión, el tema más impactante del disco, el primer himno de los Flaming Lips, “Jesus Shootin’ Heroin” (Jesús chutándose heroina). Una larga canción hipnótica, brillante, con una fuerza tremenda y letras que, en su relativa simpleza, intentan descolocar al oyente: “Nunca entendí las religiones, sólo que parecen ser una buena razón para matar” “Estos días son como agujas bajo mi piel, Jesús chutándose heroina”.
El resto de temas tampoco es demasiado optimista. “He intentado salir, pero estoy atado a este suelo, igual que antes” (“Just Like Before“). “Ella está muerta, todo el tiempo, muerta todos los días. Ella está muerta y no puedo escapar de su trampa” (“She is death“). “Me deslizo en el blues de Charlie Manson, soy un hijo de Jesús vestido como un idiota” (“Charlie Manson Blues“). “La gente a la que amas, no debería quitarse la vida” (“Godzilla Flick“, otro potencial “hit”).
Son letras de derrota y desencanto, algo comprensible teniendo en cuenta el ambiente que rodeaba a estos jóvenes de veintipocos años de Oklahoma. No obstante, eran y siguen siendo capaces de transmitir algo más, algo mucho más fuerte y esperanzador, aunque en sus comienzos no esté tan claro como en sus últimos discos.