Categoría: Música

Lou Reed

Muere Lou Reed y aquí, en mitad de La Mancha, no puedo evitar que caiga alguna lágrima.

Recuerdo la única vez que lo vi en directo, como invitado sorpresa en un concierto de Laurie Anderson en Madrid, hace ya varios años.

Su maravilloso disco con John Cale recordando a Warhol, que habré escuchado cientos de veces, que conozco de memoria y que presté y no volví a ver nunca más. Pero lo sigo escuchando, y también mis alumnos cuando les hablo del Pop Art.

El doble casette con sus éxitos, de descuento en unos grandes almacenes de Murcia, que todavía anda por aquí.

New York, Set the Twilight Reeling, Magic and Loss, el trío también de oferta, formato CD, del que mamé sus letras con ansias. Llegué tarde a su mundo, pero estos discos se clavaron en mí como espadas.

Se va una parte de lo que me ha hecho como soy. Yo también caminé por el lado salvaje, y el coro de fondo me susurraba ese “du du du duduru du” y me hacía más fuerte.

Lou Reed me hablaba de la ciudad, de los parias, los excluidos. Más tarde conocí ese mundo y descubrí que Lou Reed hablaba de mí, de nosotros. Nunca podré agradecérselo lo suficiente.

Quedan los recuerdos y la música. Lou Reed ha muerto, pero Lou Reed está vivo.

Satellite’s gone up to the skies

Things like that drive me out of my mind

I watched it for a little while

I love to watch things on TV

Helicopter

Helicopter es el título de una canción del grupo Deerhunter, de su excelente disco Halcyon Digest (2010).

Buscando la letra, me encontré con la historia que inspiró a Bradford Cox, líder del grupo. Lo que era una canción sugerente y melancólica de dream-pop, con las más maravillosas texturas de nuestro convulso principio de siglo, se transformó en una bofetada de sensaciones después de conocer su origen.

Este es el relato, escrito por Dennis Cooper, que se puede leer en inglés aquí, junto con otras historias truculentas. La traducción es mía, así que no es perfecta:

Dima (Dimitry Marakov) nació en 1986 en la ciudad de Nalchik, Russia. Desde muy joven, soñaba con trabajar en la industria de la moda como diseñador. Sin apoyo moral ni económico por parte de sus padres, buscó contactos en la industria a través de internet. A la edad de 14 años, contactó con un fotógrafo de moda de éxito en San Petersburgo, quien lo invitó a irse a vivir con él y trabajar como su asistente. Dima aceptó la oferta y se trasladó a casa del fotógrafo. Según amigos de Dima, se convirtió en su amante durante el siguiente año. No se sentía satisfecho, pues los beneficios que supuestamente le proporcionaría el acuerdo no existían. Dejó al fotógrafo y se convirtió en pareja de un hombre adinerado que apoyaba económicamente a un conglomerado de páginas web pornográficas de temática homosexual. Fue entonces cuando Dimitry cambió su nombre por el de Dima y, con la ayuda de documentación falsa para simular 18 años, comenzó una exitosa carrera posando desnudo y participando en videos de sexo duro de las páginas web patrocinadas por su amante.


Desde los 15 a los 18 años, Dima era un actor y modelo muy solicitado. Ahorraba el dinero que hacía de modelo para pagar la matrícula de un reconocido instituto de moda, en el que esperaba ingresar al cumplir los 18. En  algún momento de ese periodo, Dima empezó a conseguir más dinero como chapero entre los socios y conocidos de su amante. Según los amigos de Dima, algunos eran figuras relevantes de la industria del entretenimiento, e incluso uno de ellos era el hombre más poderoso en el mundo del crimen organizado en Rusia. Dima comentó a sus amigos que le preocupaba que este hombre se estaba obsesionado con él, pero no hizo caso a los consejos para que dejara de verlo, ya que esas citas en concreto le aportaban muchísimo dinero.


En algún momento del 2005, Dima dejó de repente a su amante, su carrera como modelo, cortó toda comunicación con sus amigos y se fue a vivir con el hombre del crimen organizado. La última vez que se vio a Dima fue ese mismo año, cuando su amigo Ignat Lebedev, que también trabajaba de chapero, acompañó a un cliente a un club de sexo privado, donde asegura que vio a un Dima delgado y con aire confuso siendo sodomizado a la fuerza por un grupo de unos 10 a 15 hombres. Lebedev asegura que su cliente identificó al hombre del crimen organizado entre ellos, y le persuadió para que no intentara hablar con Dima por su propia seguridad.


Lebedev asegura que describió lo que había visto al antiguo amante de Dima, quien le dijo que Dima había sido asesinado la semana anterior y que no debería hablar de esto nunca más. Lebedev comunicó ambos incidentes a la policía, pero después de interrogar al amante, que les dijo que Lebedev se había inventado todo, decidieron no investigar el caso.


En 2006, Lebedev convenció a un reconocido periodista gay ruso para que escribiera un artículo sobre la desaparición de Dima, pero cuando investigaba la historia, fue secuestrado por unos asaltantes anónimos que le golpearon y amenazaron con matarle si escribía la historia. Dima no ha sido visto ni se ha oído nada sobre él en tres años, aunque a principios del 2007, otra figura del crimen organizado, Evgeny Ershova, que esperaba juicio acusado de otro asesinato, aseguró que a finales del 2005 vio como un joven chapero que concordaba con la descripción de Dima era arrojado de un helicóptero sobre un lejano bosque en el norte de Rusia. Antes de que el ex-amante de Dima muriera de cáncer de pulmón a finales del 2007, confesó a algunos amigos que Dima fue vendido como esclavo sexual a un hombre en Ucrania, a finales del 2005 y que vivió hasta el 2006, cuando se suicidó.


Esta es la historia, esta es la canción:

Coge mi mano y reza conmigo
Mis últimos días en compañía
Ahora el diablo ha venido a por mí
y hay helicópteros sobrevolando la escena

DCODE 2013

Este sábado, día 14, se celebró el festival DCODE en la Universidad Complutense de Madrid. Como no podía ser de otra manera, el friki que suscribe estas palabras no iba a dejar de asistir al único concierto de John Grant en nuestro país:

Y, a pesar de su brevedad, Grant no defraudó a sus ositos fans. Maravillosa voz que repasó temas de su segundo álbum, más dos perlas del primero (I Wanna go to Marz y, por supuesto, Queen of Denmark). Momento a destacar: la dedicatoria de “Glacier” a todos “nuestros hermanos homosexuales de Rusia”, en un más que decente español. Realmente conmovedor.

No comento más; las sensaciones se quedan conmigo. Sólo pedir a John que se cuide y siga haciendo esta música tan maravillosa.

Ya que el único concierto que me interesaba realmente fue de los primeros, pude disfrutar, en compañía afrancesada, del resto de conciertos con la conciencia tranquila.

Me gustaría destacar alguno de ellos, como el de Love of Lesbian (impresionante el número de camisetas de John Boy que pululaban por el festival). Pop nacional del bueno, cameo de Eva Amaral y momentos grandiosos. A pesar de los sentimientos encontrados que me producen estas canciones (buenos y malos recuerdos de mi vida reciente), lo disfruté enormemente, un poco alejado del jaleo de las primeras filas. Ya son todo un clásico de la música de este país.

Ya que la hemos mencionado, Amaral, sinceramente, sonó un poco viejuno. Y no debería hablar tanto entre canciones. No me gustó mucho.

Pero, otra de las grandes sorpresas para mí fueron los californianos Vampire Weekend, con su dream pop barroco reggae ska paulsimonesco, que daba una sensación de buen rollo digna de admirar. Los conocí apenas un par de semanas antes del festival, y me entraron muy bien. No siempre descubre uno un grupo que tiene una canción llamada “horchata”… En directo sonaron estupendos y me apuesto a que, durante su actuación, no hubo ninguna gresca, ni empujones, ni insultos. Es imposible con su música. Desde el sábado tengo “Ya Hey”, “Step” o la mencionada “Horchata” en la cabeza. Kudos para ellos.

Iba con intención de escuchar a Foals, pero el hambre gana, así que no les hice mucho caso, la verdad.

El plato fuerte para casi todo el mundo eran, por supuesto, Franz Ferdinand. Nada que objetar. Un grupo que ya tiene el éxito consolidado, buenas y potentes canciones, y un público entregado, son un acierto seguro. Su nuevo disco (Right Thoughts, Right Words, Right Action) es excelente, así que no han perdido nada de su fuerza. El público disfrutó estas nuevas canciones y, por supuesto, exitazos del nivel de “Take Me Out” o “Walk Away”. Buen concierto.

Por último, mencionar al grupo de mi hermano gemelo, Capital Cities. Seamos sinceros: es un grupo de UNA canción (Safe and Sound). Por ello, no es extraño que tiraran de versiones (Pink Floyd, Madonna y Bee Gees en concreto), y que su gran éxito ocupara prácticamente una cuarta parte del concierto. Aún así, un acierto programarlos después de Franz Ferdinand. El público comenzó a huir para disfrutar de la noche madrileña y quedamos la mitad del personal, en un ambiente relajado y festivo.Me gustaron bastante más de lo que esperaba.

Ryan Merchant y Sebu Simonian (o sea, yo con frac…)

En definitiva, un cartel sólido, buen sonido y buena organización dentro de lo que cabe. Espero repetir el próximo año. Una última cosa: creo que sólo vi dos barbas más largas que la mía… el año que viene les gano.

Queen of Denmark

A riesgo de ponerme pesado, un obligado elogio al primer disco en solitario de John Grant, Queen of Denmark.

La historia de este disco la ha contado en numerosas ocasiones el propio autor: después de varios discos como líder de The Czars, decide dejar la música entrando en un periodo de autodestrucción que a punto estuvo de terminar con su carrera. Es cuando el grupo Midlake le ofrece la oportunidad de utilizar su estudio para grabar un disco en solitario. De esa colaboración surge Queen of Denmark.

Un disco tremendamente personal, sincero y mágico en el que Grant intenta lidiar con sus traumas. Él mismo comenta que, al alcanzar los 40, se dio cuenta de que había tardado 20 años en digerir todo lo que le había pasado durante las dos primeras décadas de su vida. Hablamos, pues, de problemas arraigados, consecuencia de crecer bajo un entorno opresor, principalmente con su sexualidad. Y esto me gusta de Grant; parece que, al conseguir el reconocimiento de ciertos derechos en algunas partes del mundo, hablar de lo jodido que es, todavía, ser gay, es algo pasado de moda, propio de victimistas. ¿Eres Gay? Entonces haz honor a tu nombre y háblame de cosas divertidas y de lo bien que te lo montas, si puede ser con mucha pluma y ritmo machacón de pista de baile… no, no y mil veces no. Actitudes como la de Grant son esenciales. Hay que hablar de ello, como él hace. ¡Y de qué manera!

Nos encontramos ante la delicadeza hecha música pop. Ninguna novedad formal, nada revolucionario. Sólo un tipo que reflexiona como mejor puede sobre lo malo y lo bueno que le rodea. Una colección de canciones pop repletas de ironía, deseos incumplidos, y, por supuesto, mucha belleza.

Sólo hay que escuchar la primera canción del disco, TC & Honeybear, para rendirse a sus pies. Un sueño para aceptar una ruptura, comprenderla a través de la fantasía, llorar como un hombre… Y colocar al ser querido en ese sitio donde van a morir los sueños.

I Wanna Go to Marz y Where Dreams Go to Die dan continuidad con un toque melancólico, que comienza a romper con Sigourney Weaver (aviso: sintetizadores molones), llegando a una especie de interludio en el disco con un par de temas divertidos, Chicken Bones (excelente video, por cierto) y Silver Platter Club, preludio setentero de la preciosa It’s Easier.

 

Outer Space, que puede recordar ligeramente a Elton John, pero que no es Elton John, precediendo a JC Hates Faggots, literalmente, Jesucristo odia a los maricones:

“Jesucristo odia a los maricones, te lo dijimos cuando eras joven. Y puede odiar lo que tú quieras que odie, como a los negros, los hispanos, a los judios o a los pieles rojas, o a los hombres que no pueden amaestrar a sus mujeres, los cobardes, los débiles o las bolleras”.

Sarcasmo e inteligencia contra la peligrosa ignorancia de los payasos fundamentalistas.

Caramel, una muy digna canción de amor y Leopard & Lamb, un “tira p’alante y no mires atrás”, con más mala leche que where dreams go to die, épica y melancólica a la vez.

John nos despide con la canción que da nombre al disco, Queen of Denmark, una canción hacia afuera cantada hacia adentro. Es difícil explicar la sensación que transmite, pero es un tema realmente poderoso:

“Quería cambiar el mundo, y ni siquiera podía cambiarme de calzoncillos. Y cuando todo se me fue de las manos, la mierda ya me llegaba al flequillo, que sigue retrocediendo como mi autoestima… como si la hubiera tenido alguna vez”

 

Hay discos que uno nunca olvida, que forman parte de tu vida y que sabes que nunca te abandonarán. En mi caso, este será uno de ellos.De nuevo: muchas gracias, John.

 

Vietnam – Video Retrato

Muy buen trabajo de Jónatan Grétarsson para la canción “Vietnam” de John Grant:

Una canción sobre el silencio, que comienza con la voz de Grant acompañada de una batería y breves pinceladas del piano, con la sensación de que no está en tono, pero que poco a poco se va centrando gracias al bajo hasta llegar al melancólico y sugerente estribillo:
“Tu silencio es como un arma, es como una bomba nuclear, como el Agente Naranja que solían utilizar en Vietnam. Y va acompañado por una apatía ensordecedora, que sabes que es completa y perfecta, y la blandes sin miedo”

Perfecta combinación de imagen y música, un bonito ejemplo del ambiente que es capaz de crear Grant.