En el océano de la noche

Nigel, un astronauta seleccionado para realizar una peligrosa misión que salvará al planeta de un choque con un asteroide, realiza el mayor descubrimiento de la historia del ser humano. La gran pregunta ya tiene respuesta: no estamos solos.

Un tema clásico en la ciencia ficción sirve como punto de partida para la primera novela del Ciclo del Centro Galáctico, que consta de otros 5 libros. Gregory Benford, astrofísico norteamericano, es uno de los autores más reconocidos dentro del género.

La propuesta inicial evoluciona poco durante la obra, coqueteando con la idea de “la teoría de los antiguos astronautas” (quien frecuente el canal Historia tendrá bien presente la dichosa frase…), es decir, presencia alienígena desde mucho antes de la aparición del ser humano, un argumento que ya sugirió Arthur C. Clarke en su famoso “El Centinela”.

Benford viste este esqueleto de una manera no muy convincente, con extremos un tanto absurdos, como la aparición en escena del mitológico Bigfoot, o el extraño trío estable del protagonista con dos mujeres (puede ser visto como un guiño hippie, pero queda rarísimo y poco creíble). Sólo Nigel está bien delimitado, mientras que el resto de personajes son meros acompañantes que se quedan en pinceladas más o menos toscas.

A pesar de todo, es un libro que se puede disfrutar. Ciencia ficción dura, al más puro estilo NASA, y que no defrauda: ofrece lo que promete.

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