En la Luna

Pasé tanto tiempo en la Luna, que se me olvidó cómo olía la Tierra. La luz del agua, se me olvidó. Las mareas que durante tanto tiempo ayudé a provocar, se me olvidaron; su vaivén y su aroma húmedo. El sonido de los insectos, sus picaduras, su color oscuro, se evaporaron y mi cabeza no los recordaba. Ni las sombras difusas en un día nublado, ni el color del viento en un día de otoño; ni siquiera la piel de las personas, el pelo de un gato esquivo o las plumas de los gorriones insomnes. Sólo vivía el silencio. Fue entonces cuando caí de nuevo y desperté del golpe. ¡No recordaba cómo se parecía la Tierra a la Luna!

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