Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos

(…)Encontró la puerta del lavabo de hombres y, con la ayuda de Joe, lo abrió y desapareció en su interior.
Joe se quedó en el pasillo. Algo le pasa, pensó. Ver el viejo ascensor le había cambiado. Se preguntó por qué.
Al salió del lavabo.
“¿Qué pasa?” Dijo Joe, al ver su expresión.
“Échale un vistazo a esto,” dijo Al; Condujo a Joe al lavabo y le señaló la pared. “Graffiti,” dijo. “Ya sabes, palabras garabateadas. Como las que encuentras cuando vas al retrete. Leelas.”
Escrito con cera o tinta de bolígrafo rojo, se podía leer:

 

MÉTETE EN EL ORINAL Y  VOLTEA TU CUERPO.
YO ESTOY VIVO Y VOSOTROS ESTÁIS MUERTOS.

 

Así, con un graffiti en un cuarto de baño, los protagonistas de UBIK, conocían la verdad: ellos son los que están muertos. Se revelaba en lo más cotidiano, en un acto de lo más prosaico. Eso es lo que Philip K. Dick pensaba sobre la verdad acerca de nuestra realidad: el más mínimo detalle puede  contener la información clave, la pieza que da sentido a todo, lo que te hace despertar.

UBIK fue la primera novela de Philip K. Dick que lei, cuando era un adolescente. Pocas veces he quedado tan impresionado con un libro. Desde entonces, he leido todo lo que ha caido en mis manos de este autor, y nunca me ha decepcionado, incluso en sus libros “menores” siempre hay algo que me fascina.

La realidad supera a la ficción, se suele decir. En este caso, Philip K. Dick vivía su ficción como real, y lo real no era más que una ficción. Desde sus comienzos como trabajador en una tienda de discos, hasta la fama mundial, que llegó a vislumbrar antes de morir, pasando por sus numerosas relaciones, sus problemas con medicamentos y drogas y, por supuesto, su Epifanía, que le llegó con uno de esos acontecimientos insustanciales que esconden toda la verdad: pidió medicamentos a la farmacia y la chica que fue a entregárselos a su casa llevaba un colgante con forma de pez, símbolo de los primeros cristianos. Eso fue todo y suficiente. Desde ese día, en 1974, hasta su muerte, escribió más de 8.000 páginas (la famosa Exégesis) intentando explicar esa revelación, como un nuevo profeta.

Ha sido un placer leer este libro de Emmanuel Carrère sobre la vida y obra del escritor estadounidense. Una biografía novelada que logra transmitir el caos y la búsqueda de la verdad que obsesionaron a este visionario de la ciencia ficción.

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