Oh My Gawd!!!… The Flaming Lips

oh my gawd!!!...

Por si alguien dudaba de las intenciones psicodélicas de este grupo, no hay nada más que ver la portada de éste, su segundo álbum, editado en 1987. Un disco que comienza con esta frase “Take this brother. May it serve you well”, y finaliza repitiendo una y otra vez “turn off your mind, relax…”, ambas tomadas de Revolution 9, y Tomorrow Never Knows, canciones de los Beatles. Así, queda clara la propuesta que engloba al disco: un viaje lisérgico, interior y de descubrimiento.

El momento más “ácido” llega con Ode to C.C. (Part 1), dedicada a C.C. DeVille, guitarrista del grupo Poison. Una canción-experimento con efectos sonoros y mensaje oculto, pues reproducida al revés parece ser que dice algo así: “Mom, you fucked up when you raised me/I don’t know, I don’t know, I don’t know/ Mike say something. What? I can’t hear you” (Mamá, la cagaste cuando me criaste/no lo sé, no lo sé, no lo sé/ Mike, di algo/ ¿Qué? No puedo oírte). Parece una muestra de “mal viaje” con alucinógenos (algo que, parece ser, solía ocurrirle a Wayne Coyne cuando tomaba ácido). Un minuto realmente angustioso. Al final hay un Ode to C.C. (Part 2), que termina con la rotunda frase “De todos modos, pienso que el infierno tiene los mejores grupos”, que mantiene los sonidos al revés pero con una guitarra en primer plano que nos mantiene sujetos a la realidad.

La canción más redonda de este disco, y otro de los clásicos de los flaming, es la pinkfloydiana One Million Billionth of a Milisecond on a Sunday Morning (Una millonésima de billonésima de milisegundo en una mañana de domingo). Este grandioso título, tan científico, tan objetivo y a la vez tan alucinado, encierra una canción de casi 10 minutos de duración con una estructura que me recuerda a cosas como “Careful with that axe, Eugene” de Pink Floyd. Una canción sobre la relatividad de la realidad: “This could be the sunrise, or I could be wrong/’cause sometimes what looks like the sunrise/ turns out to be an atom bomb” (Esto podría ser el amanecer, o puedo estar equivocado/porque lo que a veces parece ser el amanecer/resulta que es una bomba atómica). El pesimismo sigue ahí, mezclado con la confusión por no comprender lo que nos rodea. Su propuesta para intentar comprender: las drogas, claro. Es esa revolución interior que intentan transmitir, pero que no siempre da los resultados deseados, porque la realidad es tozuda: “A veces no sé que pensar sobre el mundo”, dicen en Love Yer Brain, la última canción del disco. “Man, I’m no drug addict/But a person’s gotta have something/To keep him from going insane” (Tío, no soy drogadicto/pero una persona tiene que tener algo/que evite que se vuelva loco). Esta canción la finalizan destrozando un viejo piano, una referencia clara a las performances del movimiento Fluxus, algo que años más tarde harían Sonic youth, un grupo referencia para los flaming lips, en Pieza para piano nº 13 (para Nam June Paik), compuesta por George Maciunas en los años 60, y que publicaron en el 1999.

En “Finally the Punk Rockers Are Taking Acid”, Wayne comenta lo siguiente respecto a dos de las canciones del disco:

Las canciones de Richard “Can’t exist” y “Thanks to You” eran, en ese momento (1987), muy embarazosas para mí y Michael. Estábamos tan convencidos de que “impactar” o “enseñar” a los oyentes era más importante que ser real… Qué tontos éramos… Richard nos enseñó que es mejor ser honesto, incluso con el riesgo de la humillación, que ser… (con vergüenza) una pose

Richard es Richard English, batería del grupo en esa época. Y las canciones a las que se refiere podrían catalogarse como “de amor”. Son muy distintas en letra del resto. Como bien dice Wayne, no intentan enseñar ni impactar a nadie.

El resto de canciones sigue haciendo más referencias culturales (a Dalí en The Ceiling is bendin’), a las drogas (en esa misma canción) y a la realidad y su percepción, todo con una “pose” más bien metafísica. Cabe destacar una de ellas, Can’t Stop the Spring, por mostrar algo de optimismo, algo revolucionario, entre tanto lío mental: “You can crush the flowers/But you can’t stop the spring” (Puedes pisotear las flores/Pero no puedes detener la primavera).

En definitiva, estos tíos querían hacer algo grande, cohesionado, utilizando las variadas referencias culturales de las que disponían para intentar desenredarse ellos mismos, aclarar sus mentes y comprender la realidad. Y el resultado de algo tan ambicioso es un disco más denso que el anterior y mejor pensado. Merece la pena acercarse a él, sobre todo porque gana mucho tras varias escuchas.

Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *