El viejo John Delmar confiesa a su doctor que puede recordar el futuro. Su propia muerte y mucho más allá. Incluso cientos, miles de años es capaz de visualizar (es más, vivir) en la mente de sus descendientes. Meses antes de su fallecimiento, Delmar escribe con detalle el futuro de la humanidad a través de generaciones enteras, y es así como tenemos acceso a las aventuras de John Ulmar, miembro de la Legión del espacio en el siglo XXX.
Jack Williamson creó con La legión del espacio uno de los clásicos de la edad de oro de la ciencia ficción. Con la breve excusa del recuerdo del futuro, que consigue ponernos en situación de expectativa, nos introduce de lleno en una historia repleta de aventuras, relatada como una de las primeras montañas rusas, sin complicados bucles o cambios bruscos de dirección, únicamente subidas y bajadas. Eso sí: vertiginosas.
El tono general de la novela destila inocencia, placer por contar las peripecias a las que se enfrenta el protagonista, inventando lugares y situaciones que excitan la imaginación. Mundos desconocidos, monstruosos alienígenas, traiciones, armas secretas… Todos los elementos que cualquier adolescente lector de las revistas Pulp de las décadas anteriores disfrutaría con deleite. Nada importan los numerosos fallos científicos, o los clichés que hemos leído y visto tantas veces en el género. Eso es lo de menos. Es, precisamente, esa ingenuidad adolescente la que lo mantiene vivito y coleando 70 años después.Si uno quiere descubrir qué hizo de la ciencia ficción un género tan popular a mediados del siglo XX, este libro es un ejemplo perfecto.
Título: La legión del espacio
Autor: Jack Williamson
Ed. Martínez Roca, Superficción, nº 9.
1947(edición 1976)
206 páginas