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Olvidar a Rodin

…Y yo sin saber nadar.

El pensador, de Rodin

¿Olvidar a Rodin?
Escultura en París, 1905-1914
Salas de Exposiciones Recoletos
Fundación Mapfre
Madrid

Cambio de registro. Unos 45 minutos bien aprovechados viendo escultura. No es de lo que más se suele ir a ver en exposiciones, porque además no es de lo que más se suele exponer. Pero esta vez es, salvo algunos bocetos, una exposición escultórica.

Explica María López, coordinadora de la exposición, el porqué de esta muestra. Una época muy determinada en el tiempo y el espacio y con unos protagonistas muy concretos, alumnos y admiradores de Rodin que necesitan salir de la fuerte atracción gravitatoria del maestro, “nada crece a la sombra de los grandes árboles” llega a decir uno de ellos, y empezar esa lucha tan común en la historia del arte entre alumnos y maestros, entre lo establecido y lo avanzado. Pero no confundamos lo establecido con lo clásico y lo vanguardista con lo provocador, a veces la contracorriente es la vuelta a valores más establecidos o más serenos, sólo se necesita que lo establecido sea provocador. Eterna lucha que genera avances, que da vida al arte, que aprovechando la rebeldía contra el maestro genera novedades, pero que, en el fondo, nunca olvida las enseñanzas recibidas.
Un inciso. Este arte al que me refiero es el arte que avanza y retrocede, que genera camino e historia, no ese arte, arte es al fin al cabo, que hace exclamar esas frases de qué bonito o eso se entiende y no … Este último arte no me interesa.

Ciñámonos un poquito a la exposición. Si bien al principio genera un cierto desconcierto la disposición de las obras, enseguida esta sensación desaparece y la disposición física de las esculturas y sus diversos agrupamientos hacen que se puedan apreciar tanto las relaciones como los intentos de fuga hacia un lenguaje propio por parte de los diversos artistas. Así encontramos grupos de cabezas, bustos o figuras humanas más o menos completas (momento es de decir que la completa totalidad de lo expuesto hace referencia a la figura humana) en las que podemos apreciar lo dicho anteriormente; podemos ver obras de temática y forma similares y apreciar, no sólo ya las diversas técnicas y estilos que cada autor va desarrollando, sino también todos los puntos en común que tienen, provenientes en su mayoría del influjo de Rodin.

En cuanto a los autores, junto con algunas obras de Rodin, encontramos a escultores conocidos como Maillol (con su exuberante Mediterránea) o Gargallo junto con otros más desconocidos, por lo menos para mí.
Mención aparte merece la figura de Wilhem Lehmbruck, del que reconozco sólo conocía de oídas y del que después de esta exposición me profeso admirador. Tienen sus esculturas ese aire de tránsito entre el final de un tipo de arte y el comienzo de uno nuevo que las hace estar como suspendidas en un momento distinto y extraño. No son aquellas piezas rompedoras ni son la continuidad de lo anterior. Se reconocen en ellas formas establecidas pero se vislumbran con fuerza las formas que habrán de venir en un futuro.

La prematura muerte de Lehmbruck por suicidio en 1919 parece empezar a intuirse en obras como la impresionante El caído de 1915-16 y aun mas en el patetismo del Joven sentado de 1918, que en la exposición aparece al lado de El pensador de Rodin (el modelo original en yeso) La visión conjunta de ambas obras ilustran de la mejor manera ese vaivén entre el arte joven que se opone al arte anterior pero que no deja de beber de sus fuentes. En palabras de George Heard Hamilton en su Pintura y escultura en Europa 1880-1940 (Cátedra, 1983): “La poderosa energía del Pensador de Rodin, ha sido vaciada de pasión, hasta no quedar más que unas delgadas formas desnudas de todo modelado.”

Bones

… Y yo sin saber nadar.

Cast de Bones

Elijo esta serie para comenzar mis torpes chapoteos por este Mardedudas. El por qué es simple. Acabo de ver los dos últimos capítulos de la 4ª temporada y me apeteció hablar de una serie que me ha hecho pasar muchos buenos ratos.

Esta serie está programada en La Sexta y allí fui donde la conocí, en capítulos repetidos de relleno por las tardes, casi sin apenas conexión unos con otros. Empezó la 2ª temporada y a duras penas la fui siguiendo. Pero, horror de los horrores, comienza la 3ª temporada y empiezo a pensar que vivo en un mundo paralelo, los capítulos no tienen conexión ninguna con el final de la temporada anterior. Después de sesudas cavilaciones caigo en la cuenta de que han empezado a programar la temporada a partir del capítulo décimo (capítulo más o menos, no voy a ser yo menos que los programadores) y, en un arranque de lucidez, encargo al animal híbrido de carga que me proporcione los capítulos que me faltan y no solo lo hace, sino que además en VOS y descubro un punto más de interés en la serie, las voces y las inflexiones de los personajes, es decir, un amplio porcentaje del oficio de actor/actriz. Me olvido ya de los destrozos que las televisiones hacen a las pobres series de consumo medio y me dedico a verla con tranquilidad, en el momento que quiero y con quien quiero.

Después de estos lloros, lamentos y alegrías vamos con la serie, que al final y al principio es lo que interesa. Hernan Casciari, en su Espoiler tv de Elpais.com escribió lo siguiente cuando apareció la serie:

La doctora Temperance Brennan es antropóloga forense y afamada escritora de best sellers, cuyos servicios suelen ser requeridos por el Departamento de Homicidios del FBI. Seeley Booth es un reputado Agente Especial de la policía. Formado en la armada, no cree en la ciencia ni en los científicos. Ambos trabajan juntos para resolver los crímenes más inusuales, cuando los métodos convencionales ya no son suficientes. La relación entre ambos es fuente de conflictos permanentes. Bones propone un interesante contrapunto entre el sentido común y el mundo de los científicos, con humor y emociones.

Claro, conciso y concreto, pero claramente insuficiente. Como todas las series que perduran, lo hacen siguiendo dos caminos o bien repiten y repiten esquemas de éxito sin incorporar nada nuevo que pueda sorprender a su fiel audiencia, o bien, como es este caso, partiendo de un esquema simple y conocido, evolucionan por los derroteros que guionistas, productores o vaya a saber usted quien, proponen.
En Bones, el esquema de cada capítulo es muy similar. Empezando por la presentación de los casos, llenos de humor macabro y continuados por los créditos con la música de The Crystal Method antes del maravilloso y expresivo título de cada capítulo, y finalizando con la resolución brillante del caso propuesto en el episodio, todo es más o menos lo habitual en las series al uso.

¿Dónde radica el interés de Bones? En algo tan clásico como en la construcción viva de cada personaje a lo largo de los episodios y las temporadas. Los personajes crecen en todos los sentidos, han ido dejando de ser clichés para ser personajes complejos, llenos de agudo sentido de humor, de problemas y circunstancias absurdas, tan absurdas como las que encontramos en nuestra cotidianeidad. La famosa química entre los personajes, no solo en los protagonistas (en éstos es más que evidente) sino en todo el grupo que les acompaña. Grupo con una base sólida inicial pero que a lo largo de las temporadas ha ido cambiando, con la incorporación de nuevos personajes (el psicólogo se convirtió en algo fundamental en mi aprecio por la serie), incorporación intermitente en algunos casos como en el de los becarios de la 4ª temporada, un acierto porque cada uno de ellos es un arquetipo y funcionan muy bien en un solo capítulo, no sé si lo harían igual si los personajes repitieran episodio tras episodio.
De la trama subyacente a lo largo de los episodios no me gustaría decir nada, sólo que a veces oscila del humor absurdo a escenas con un contenido más duro y ácido.

Para el nombre de los actores, actrices y cuerpo técnico de la serie os remito a cualquier página de información (wikipedia y similares) Solo hacer mención al cameo delirante (entre otros) de Billy Gibbons, voz y guitarra de los simplemente enormes ZZ Top.

Supongo que la mayoría pensareis que es sólo una más de las series de entretenimiento, y estáis en lo cierto, pero el hecho de que consiga entretener ya la hace distinta a muchas y lo hace porque es un híbrido entre las series policiaco-científicas, aquellas de trama melodramática y las de humor absurdo-inteligente, y, ya se sabe, los híbridos son duros, tenaces e inteligentes, como la adorada mulita.

…Y yo sin saber nadar.

… Y yo sin saber nadar.
Esto debería ser una declaración de intenciones en esta nueva colaboración en el reformado Mardedudas, pero difícil es declarar lo que no se sabe. Creo que intentaré hacer comentarios personales, no críticos, sobre aquello que oiga o vea (cine, tele, teatro, etc.) e incluso de aquello que saboree (que hay cosas que están muy ricas de comer). Sólo sé que intentaré hablar de lo que me gusta , de lo que me atrae y de lo que me parece bien hecho y en contadas ocasiones de aquello que no me gusta ( en algo tendré que ser positivo). Siempre me gustó la filosofía en la crítica del desaparecido crítico de TVE (de cuando era TV única, que uno tiene sus años) Alfonso Sánchez, persona de voz muy peculiar pero que se acercaba a todo siempre con una mirada positiva y siempre encontraba algo provechoso en cualquier película infumable.
Pues bien, ésa quiero que sea mi actitud sobre lo que escriba, sea de lo que sea. ¡Cielos, ésto es una intención! Muy bien, pues aquí presento mi declaración de intención. Espero que sea una intención productiva cuando menos.