Dorsey, propietario de una compañía farmaceútica, intenta evitar la quiebra con un nuevo producto que reactiva la memoria. Casado con una mujer alcohólica y padre de un hijo adolescente con discapacidad intelectual, consigue encontrar una fórmula que aumenta la inteligencia de la mitad de los hamsters de estudio, matando a casi todos los restantes y dejando a un pequeño porcentaje en su nivel previo de coeficiente intelectual. Antes de continuar el experimento con monos, decide correr el riesgo inoculando la sustancia asu hijo, e incluso a sí mismo.
Con un claro parecido a Flores para Algernon (al que incluso menciona al principio de la narración, como si hubiera sido escrito por la mujer del protagonista, Liza), John Boyd intenta amplificar la idea de los efectos de la super-inteligencia analizando las implicaciones sociales del hecho.
El principal problema de este libro es que no consigue un análisis atractivo del asunto. La fuerza se le escapa por la insistencia en Dorsey, el protagonista, creador del compuesto que dota de capacidades de superhombre a su hijo, Marlon, al que despacha a mitad del libro mandándolo lejos y que sólo queda como sombra, perdiéndose el lector las últimas fases de su transformación.
Ese interés por Dorsey, que, como pasa en tantos libros del género en esta época, por desgracia, es lo que hoy consideraríamos un impresentable machista y homófobo, arruina la novela. ¿Tiene un hijo que pasa de retrasado mental a ser la primera superinteligencia del planeta y sólo le preocupa que pueda ser homosexual? En los años 70 es posible que ese hecho fuera considerado como anécdota. Incluso hoy no habría problemas en incluir un personaje así: es sólo un personaje. Pero cuando, además, en la trama se cuelan cosas como el maltrato por parte del autor a Liza, la mujer del protagonista, a la que neutraliza de un plumazo obsequiándole con una esquizofrenia; o una jovencita italiana, alegoría de lo que el autor (perdón, el protagonista…) considera una mujer 10 y que, más que un ser humano, es un regalito para calmar la libido del protagonista; colegios para superdotados que cuentan con sexólogas que se follan a los aspirantes a alumno… Todo eso y la constante preocupación por la testosterona del protagonista, termina dilapidando la temática original de la novela.
El Algernon de Keyes, escrito más de una década antes, es infinitamente más interesante y conmovedor que esta novelita que se derrumba tras un par de capítulos. No le interesa la super-inteligencia ni sus implicaciones morales y sociales lo más mínimo. Sólo le importa que su protagonista termine follando con la “jovencita-regalo”, para lo cual realiza un giro argumental en las últimas páginas que da vergüenza ajena.
El tiempo no ha tratado bien a esta novela y se lo merece. Prescindible de cabo a rabo, y no porque contenga un protagonista machista y homófobo. Eso no tendría mayor importancia si no afectara de manera tan clara a la trama; la hunde y la ahoga entre rancios convencionalismos. Ya que me he propuesto revisar los libros de la colección, al menos este es cortito…
Título: Mercader de Inteligencia
Autor: John Boyd
Ed. Martínez Roca, Superficción, nº 29.
1972 (edición 1977)
192 páginas