Una recopilación algo peculiar, nacida bajo los efectos de bebidas espirituosas y con un tema en común: ¿Qué encontrarías si volvieses a una tierra dominada por vegetales? Cinco autores franceses recogen el guante, con mayor o menor fortuna.
Francis Carsac, en Así se aburren en Utopía,relata el esfuerzo de dos especies, actualmente en guerra, por encontrar su remoto planeta de origen. Un planeta habitado por dos grupos de humanos, unos en un estado primitivo otros viviendo en una sociedad casi perfecta.
Pierre Marlson, en Donde la lluvia se peina en las curvas de las sombrillas, insiste en el tema del origen perdido y describe una humanidad pasiva que es alimentada y protegida por una especie de planta.
El perrito blanco que vagabundea solitario por las calles de la ciudad desierta, de Daniel Walther, describe una tierra desolada y nauseabunda imposible de habitar y cuyo aire se ha convertido en una mezcla ponzoñosa que vuelve locos a los hombres.
Philippe Curval, en Adaneva, nos presenta al último superviviente después de una catástrofe de proporciones planetarias, solitario y desorientado, con las flores como únicas compañeras.
El Valle, de Jean-Pierre Andrevon, cierra esta antología con una historia sólida en la que un personaje solitario asiste a la aniquilación desde una posición privilegiada.
Algunas de estas historias se han quedado “viejunas” en sus pocas décadas de existencia (cuanto más largo es el nombre del relato, más aburrido, por cierto). Ejemplos de escritura testosterónica, atrapada en ese estilo pseudoerótico, como si aspiraran a portada de revista underground, algo que a mí siempre me resulta tedioso si no hay algo más que rascar. Sí que son destacables Adaneva y El Valle, siendo este último el relato más consistente y evocador, con unos toques de Dr. Bloodmoney. El resto, un entretenimiento adolescente, poco más.
Título: Retorno a la Tierra
Autor: Jean-Pierre Andrevon, Varios Autores
Ed. Martínez Roca, Superficción, nº 5.
1975 (edición 1976)
191 páginas