“…todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia.”

Bruna Husky, una replicante de combate que reside en el Madrid del siglo XXII, es contratada por el MRR (Movimiento Radical Replicante) para investigar una serie de extrañas muertes. Durante la investigación todo parece apuntar a una conspiración destinada a colocar en el poder a los Supremacistas, un grupo político que aboga por la eliminación de todos los replicantes, seres exactamente igual a los humanos pero modificados genéticamente y con una vida de sólo 10 años.

Rosa Montero crea una historia, mezcla entre novela negra y ciencia ficción, basándose en el mundo de “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” y “Blade Runner”.

Realmente no es una ampliación del universo creado en estas dos obras anteriores por Philip K. Dick y Ridley Scott; en “Lágrimas en la lluvia” se describe un futuro que ha terminado pareciéndose a esas obras de ficción, como ocurre con los “replicantes”, que se denominan así como homenaje a “una famosa película del siglo XX”, ya que comparten algunas de sus características, aunque no todas, pues los “reps” de Rosa Montero viven hasta 10 años, y no 4 como ocurría en Blade Runner, y su muerte se debe al TTT (Tumor Total Tecno), no es una muerte programada, sino un fallo en su constitución celular que los científicos no consiguen desactivar. Siguen siendo, sin embargo, seres humanos con mejoras genéticas y han sido creados para realizar los trabajos más peligrosos.

No se pueden comparar los precedentes con esta novela, aunque es cierto que la temática principal del libro es también el eje que da sentido a “Blade Runner“: la muerte, la soledad, los recuerdos… La cuestión que lanzó Philip K. Dick en muchas de sus novelas acerca de lo que nos hace ser lo que somos está muy presente, aunque no de la manera tan perturbadora y radical con la que K. Dick aturdía a sus lectores, cuestionando no sólo al individuo sino toda la realidad. Rosa Montero tiene otros intereses y utiliza las armas de la ciencia ficción para llegar a su objetivo, que no es otro que reflexionar sobre los mecanismos que nos mantienen vivos y nos animan a seguir adelante aún con la certeza de la muerte rondando silenciosa en nuestra existencia.

“Lo que hago es lo que me enseña lo que estoy buscando”
Pierre Soulages