La comandante Volyova, comandante científica de una bordeadora lumínica, una nave de comerciantes que consigue alcanzar velocidades cercanas a la de la luz, intenta encontrar una cura para su capitán, infectado por una plaga alienígena que lo está consumiendo, así como a la propia nave.

Khouri, antes militar, intenta rehacer su vida después de un error burocrático que la separó para siempre de su marido. Es asesina a sueldo, contratada por sus propias víctimas, en Ciudad Abismo, en el planeta Yellowstone.

Sylveste, reputado científico, busca los restos de una antigua civilización desaparecida en el planeta Resurgam, los Amarantinos, seres evolucionados a partir de algo parecido a las aves y cuya desaparición, debida a un acontecimiento apocalíptico que ocurrió en su sol, es la clave para resolver un problema al que tienen que enfrentarse todas las civilizaciones de nuestra galaxia.

Estas tres historias confluyen en esta magnífica novela de Alastair Reynolds, escritor británico de ciencia ficción, que consiguió varios premios del gremio en Inglaterra.

Es una narración repleta de ideas atrayentes, con una descripción bastante realista de las tecnologías y aspectos científicos, integrando las especulaciones más allá de la ciencia con suma elegancia y credibilidad. No se limita, sin embargo, a la ficción especulativa, pues en ella podemos encontrar referencias más contemporáneas, como el ciberpunk, con los Ultras, humanos fuertemente modificados que pueblan sus páginas.

 

Cabe destacar el tratamiento temporal, pues en este universo los humanos no han conseguido superar la velocidad de la luz, con lo que necesitan años e incluso décadas para superar las distancias interestelares, algo que consiguen con la criogenización, con lo que algunos de los protagonistas tienen centenares de años de tiempo real, aunque realmente sólo sean sexagenarios. La narración simplemente sigue las diferentes historias hasta que confluyen en un punto espacio temporal, sin existir una sincronización previa hasta ese instante.

 

Hay muchos más elementos que dotan a esta novela de un toque de ciencia ficción dura: Conciencias en soporte informático (como en la saga de los Heechees de Pohl, pero sin tanta explicación autocomplaciente), implantes cerebrales, virus capaces de asimilar células y sustancias inorgánicas, guerra a nivel molecular, entópticos (efectos visuales que sólo pueden percibirse con determinados implantes en el sistema de visión), alienígenas especializados en digerir información capaces de alterar conciencias, etc… Todo ello está perfectamente enlazado en la trama con bastante habilidad, con lo que su lectura es más que recomendable.